lunes, 27 de junio de 2016

Numa Moraes fue premiado por la Intendencia de Montevideo

El cantautor y guitarrista recibió la Medalla Guitarra Negra.


Foto: Archivo Fogón Latinoamericano



El Programa Guitarra Negra de la División Promoción Cultural de la Intendencia de Montevideo (IM), distinguió al reconocido cantautor y guitarrista Héctor Numa Moraes, por sus aportes a la cultura nacional y el arte popular.

En el evento estuvo presente el intendente de Montevideo, Daniel Martínez, quien aseguró que “la cultura, en un mundo cada vez más globalizado, es un ancla a lo más nuestro, un ancla a la solidaridad y al compromiso”.

Numa agradeció el reconocimiento y dijo que el mismo también es para sus compañeros, “los que están y los que se nos fueron”.

En la actividad se hicieron presentes artistas del canto popular como Daniel Viglietti, Ruben Olivera, Carlos Benavidez, Carlos Alberto Rodríguez, Washington Carrasco e Ignacio Suárez.

Reproducido por gentileza de Portal TNU (Televisión Nacional de Uruguay)

sábado, 25 de junio de 2016

Raíces de América: 35 años

Nacido en plena dictadura y amadrinado por Mercedes Sosa, el conjunto brasileño sorprendió al público local por el alto nivel técnico y musical de sus espectáculos. Con formación renovada, celebra más de tres décadas sobre los escenarios. En entrevista exclusiva los músicos Jara Arrais y Willy Verdaguer, integrantes de “Raíces de América”, nos cuentan la historia y el devenir de este grupo.

Foto: gentileza Raíces de América



Escuchando por primera vez a “Raíces de América” sorprende el interés por el repertorio hispanoamericano. Esto tiene que ver con el origen de sus integrantes y con la innegable influencia de Mercedes Sosa. Cuéntanos en qué circunstancias nace el grupo en Brasil y qué expectativas tenían sus miembros originales.

El grupo nace de la inquietud de un poeta y empresario argentino, radicado en Brasil, llamado Enrique Bergen. Un adorador de la música folclórica latinoamericana, que vio que no había ninguna manifestación ni movimiento, por menor que sea, en los medios de comunicación brasileños, a no ser pequeños focos alternativos, en lugares también alternativos y sin ningún apoyo o incentivo. Entonces convoca una especie de selección de músicos de diversos países, Brasil, Chile y Argentina, por medio de una rigorosa pesquisa musical, y forma así, Raíces de América. Las expectativas eran simplemente mostrar al público brasileño, esta diferente forma de hacer música y de interpretar las alegrías, tristezas, emociones y euforias de una América soñadamente unida.
                                                        
                                  
Desde otros países latinoamericanos se suele ver a Brasil casi como un continente aparte, con una cultura riquísima y que pocas veces se asoma al arte de sus vecinos. ¿Cuánto hay de cierto en esta visión y cómo han influido la “Negra” Sosa y grupos como Tarancón y Raíces de América?

Los motivos pueden ser varios. En la parte musical, las influencias rítmicas en Brasil son básicamente africanas. El movimiento del cuerpo en la danza, también. Así como el ‘suingado’.
A mediados del siglo XX, entra el jazz norteamericano, mezclado a las armonías brasileñas y es creada la bossa-nova. En los años 70, la canción de ‘protesta’ brasileña es ‘intelectual’ con grandes exponentes como Caetano Veloso y  Gilberto Gil en la ‘Tropicalia’. Al tiempo que en la América latina, la ‘protesta’ no es particularmente ‘intelectual’ y sí en forma de lucha, revolución y sangre.
A grosso modo, en América del Sur española, hay gran contingente de indios y relativamente pocos negros. En América del Sur portuguesa, hay gran contingente de negros y relativamente pocos indios. Eso nos trae una diferencia significativa en todas las áreas, sobretodo en la cultural.
Por otro lado, la posición geográfica de Brasil es bastante explícita. De frente hacia Europa y Estados Unidos y de espaldas a la propia América del Sur. Eso es un simbolismo bastante ‘elocuente’.
Y Raíces de America, Tarancón y otros, se dirigen modestamente a la aproximación de esos polos culturales un tanto aislados.   


En los primeros discos pueden escucharse versiones de canciones chilenas, argentinas y cubanas, por ejemplo, aunque con arreglos diferentes a los originales, con agregados de percusiones  pero también con mucha creatividad en los arreglos ¿Cómo ha recibido el público brasileño este repertorio? ¿Eran conocidas esas canciones?

Prácticamente nada era conocido. Por ese motivo y para acortar distancias, la primera temporada de shows de Raíces contó con la participación de Isabel Ribeiro, una gran actriz brasileña que declamaba poesías en portugués, como  tejiendo historias y canciones y adelantando los temas que vendrían, para mejor entendimiento del público. La receptividad fue instantánea. Fue realmente cuando la música latinoamericana entró en el país. Años 80.


Con el tiempo, Raíces de América sumó obras propias, tanto en castellano como en portugués, tales como Fruto do suor y Humahuaca, adquiriendo definitivamente una identidad propia. ¿Cómo evalúas la evolución del grupo a lo largo de los años?

Fue una evolución natural, de acuerdo con la receptividad y con los anhelos del grupo como precursores del movimiento al lado de Tarancón y otros. Canciones propias se hicieron necesarias a partir de un cierto punto. Precisamente para mostrar todo un sentimiento de gente que vive lejos de su país pero que siente y entiende como pocos esas culturas diferentes, y por eso se coloca a disposición para intentar amalgamarlas.


Bombo, charango, quena, zampoña y cuatro son algunos de los instrumentos que tocan, todos ellos originarios de otros países latinoamericanos ¿Cuál es el interés que despierta la música tocada en estos instrumentos, tanto para los integrantes del grupo como para el público brasileño?

Para los integrantes del grupo, son instrumentos comunes, inclusive para los brasileños, porque están muy bien informados y son admiradores de esos sonidos desde hace mucho tiempo. Para el público en general, son sonidos exóticos y pintorescos, que los llevan a imaginar paisajes y vivencias, que de una forma o de otra están dentro de cada uno.


En la página oficial del grupo se cuenta que han realizado dos giras por países europeos. Sin embargo no hay noticias sobre presentaciones en otros países de Sudamérica. ¿Qué posibilidades hay de escuchar a “Raíces de América” en los países de origen de muchas de las canciones que interpretan?

Eso es una cuestión de oportunidad. Ya ha habido propuestas que no se concretaron por uno u otro detalle. Y el grupo está siempre pensando e imaginando cómo sería saludable y emocionante hacer una gira por los países del sur. Todos ganarían con eso. Las ciudades, nosotros, el público, en fin, todos. 

Video: Samba Landó
© Raíces de América


Si bien es innegable el “mestizaje” del grupo, dado por los diferentes orígenes de sus miembros, en los países de habla hispana generaría interés poder escuchar las composiciones propias del Brasil. Cuéntanos acerca del repertorio local, tanto propio como de otros autores.

Durante todos estos años, hemos interpretado, además de los clásicos y los no clásicos, temas de gran expresión brasileños, como: Cio da Terra (Chico Buarque – M. Nascimento) Tocando em Frente (Renato Texeira – Almir Sater) A Festa (M. Nascimento), y muchos otros. Inclusive elaboramos un repertorio especial para un show que lleva el título de “Brasil Latino” y lo presentamos en diversas ciudades. Esta secuencia musical la llevamos a cabo con arreglos latinoamericanos y que resultó en una aceptación muy positiva por donde pasó.


En momentos en que algunos países de la región pasan por situaciones políticas y sociales muy complejas, la cultura suele ser el refugio de mucha gente, tanto artistas como público. ¿Cuáles son las expectativas de los integrantes de Raíces de América en cuanto a eventuales giras por la región y el intercambio con músicos de otros países?

La cultura suele ser no sólo el refugio de algunos, como el palco para exponer puntos de vista y de denuncia de arbitrariedades de personas no tan poéticas que nos acosan por todos los lados. Raíces de América tiene como misión (si podemos llamar así) alertar ese tipo de violencias, apenas de un punto de vista humano y a través  de canciones. Las expectativas sobre eventuales giras por la región, son las mejores posibles, ya que tenemos mucho para decir y mucho a aprender. Y el intercambio con músicos de otros países siempre será enriquecedor para ambos los lados. Sería maravilloso poder cambiar ideas musicales en español y portugués y portuñol. Una mezcla de cultura musical rara. Soñemos! 



Miembros: la formación actual de Raíces de América cuenta con nueve músicos, multiinstrumentistas, mezclando instrumentos de cuerdas; andinos, acústicos y eléctricos; flautas andinas, traversa, batería y percusión: Willy Verdaguer, Míriam Miràh, Pedro la Colina, Oscar Segovia, Tadeu Passarelli, André Perine, Chico Pedro, Jara Arrais, Jica.

Ciudad de origen: São Paulo - Brasil


sábado, 11 de junio de 2016

El Sinsonte: “una excusa perfecta para fundirnos en una sola voz”

En entrevista exclusiva, el trovador Jaz Arenas nos habla del surgimiento y la actualidad del Encuentro Latinoamericano de la Canción Social “El Sinsonte”, que se realiza en la ciudad colombiana de Duitama (Boyacá). Este encuentro, cuyo nombre alude a un pájaro muy conocido en algunas regiones americanas, se realizará los días 1 y 2 de julio próximos.







¿Cuándo y por qué motivaciones surge El Encuentro Latinoamericano de la Canción Social El Sinsonte?

El Encuentro Latinoamericano de la Canción Social “El Sinsonte” nace en Duitama – Boyacá (Colombia) el 14 de julio de 2011 como un homenaje  póstumo y urgente al trovador argentino Facundo Cabral, asesinado en Guatemala el 8 de julio de ese mismo año. Quizás  ha sido el primer homenaje que se realizó en Latinoamérica, cuando un grupo de artistas (cantautores, intérpretes y demás) convocó al público para expresar su inconformismo por la muerte absurda de un cantor tan entrañable. Esa noche la sala se desbordó de gente que de alguna manera había conocido el trabajo de Facundo.

En la última década ha habido distintas experiencias (festivales, encuentros) que nos han permitido conocer artistas de diferentes partes del continente, cuya obra no es fácil de conocer de otra manera. ¿Cómo evalúas la labor de este y otros encuentros regionales y continentales?

Yo creo que todo lo que se haga en pos de unir a los pueblos por medio del canto y del mensaje del arte es de suma importancia para alcanzar la hermandad de los mismos; es así como encuentros tales como “Canto de Todos” y “El Sinsonte” son herramientas o armas—si puedo utilizar el término—de construcción masiva. La canción de cada trovador es una sola en esta Madre Patria llamada Planeta y es fundamental difundir su mensaje como sea posible, ya que, como todos sabemos, la industria está creada completamente para que el pueblo sea manipulado por medio de ritmos que tienen como único objetivo acrecentar la dominación y el consumismo. 

Jaz Arenas
© El Sinsonte

Es también importante que el Encuentro, así como eventos similares, se realice en ciudades diferentes a la capital del país, promoviendo así el turismo y el conocimiento cultural de otras regiones. ¿Cómo analizas el aporte de “El Sinsonte” en el departamento Boyacá?

El Sinsonte ha traído a Boyacá un enriquecimiento cultural desde la canción, teniendo en cuenta que la mayoría de los espacios culturales del Departamento se basan únicamente en el entretenimiento. Nosotros desde el Encuentro hemos abierto un espacio donde priman los mensajes de fraternidad y apoyo a las luchas que viven nuestros pueblos en Colombia y en toda Latinoamérica y al que pueden acceder personas de todos los niveles económicos y sociales. Por otra parte, desde El Sinsonte hemos podido mostrarle al mundo que hay un lugar en Colombia donde una vez al año se reúnen cantores de todas las latitudes con el único propósito de entregarlo todo por medio de sus canciones.
Yo no lo vería tanto desde el punto de vista turístico porque podríamos realizarlo en cualquier otro lugar, pero es indiscutible la importancia de abrirle espacios al cantor y al público en todas partes, ya sea en ciudades, pueblos o barrios. Es desde adentro donde se pueden generar los cambios; es un grito de resistencia, es demostrarle al mundo que la canción vive y es para todos.

En esta oportunidad participan dos artistas del sur: Alejandro Jusim, de Argentina, y Pedro Munhoz, de Brasil, aportando otra mirada estética a través de sus canciones. ¿Cómo valoras la obra de estos cantautores?

Es muy difícil dar una mirada objetiva cuando tienes que hablar de tus amigos, pero sin lugar a dudas y conociendo el trabajo de mis compañeros Pedro Munhoz y Alejandro Jusim puedo decir que su canto y su poesía se desbordan de sinceridad, hermandad y lucha. En el caso de Pedro, reconozco en él al cantor sin fronteras, a aquel que es de todas partes, a la palabra y la mano hermana, además de ser un trovador que lo da todo por la canción. Y de Alejandro diría  que su guitarra y su voz nos dejan entrever un Juglar, un cantor de esos que muestran con su canto las alegrías pero también las heridas de su pueblo, como decía Silvio Rodríguez,  un Trovador antiguo. 


Pedro Munhoz


Por último, ¿qué nos puedes contar acerca de los participantes colombianos?

Los participantes colombianos han encontrado en El Sinsonte, y me incluyo, un espacio donde han podido compartir como hermanos su canto con los demás. Me explico: antes de que existiera el Encuentro estábamos todos dispersos, sin duda dando la pelea pero aparentemente solos en un país donde ni siquiera hay una tradición trovadoresca, y donde hacer resistencia es casi un delito, una pena de muerte. Cuando nos conocimos, de alguna manera supimos que habían más como nosotros y hallamos en los demás un apoyo, un motivo para seguir adelante en esta tarea de hacer canciones comprometidas. Es así como músicos y cantautores como Christian Lara, Jimmi Pineda, Andy Luna, Jorge Estupiñán, Mario Rincón, Alonzo Gabrielli, Daniel Bonza, Sergio Arango, Diego Castañeda, Oscar Alfonso y mis hermanos Gabo Sequeira y Pedro Munhoz han forjado las bases de El Sinsonte haciendo de él una trinchera, un foco de resistencia, una excusa perfecta para fundirnos en una sola voz. Son ellos y un equipo pequeño en número pero incansable y perseverante los que han hecho cada año que El Sinsonte siga cantando con sus cuatrocientas voces.
Este año, además, tenemos la alegría de contar con nuevos participantes con un trabajo aguerrido e implacable desde la canción como Carlos Lugo, Hugo Rojas y nuestro compañero Alejandro Jusim que nos acompaña también por primera vez. 


Alejandro Jusim

Muchas gracias.

V Encuentro Latinoamericano de la Canción Social “El Sinsonte”

Viernes 1 de Julio
7:00 PM
Auditorio “Luis Martín Mancipe”
Culturama – Duitama

Sábado 2 de Julio
7:00 PM
Teatro Sogamoso

Alejandro Jusim  (La Plata, Buenos Aires) Argentina
Almas Verbales (Duitama, Boyacá) Colombia
Alonzo Gabrielli (Duitama, Boyacá) Colombia
Carlos Lugo (Neiva, Huila) Colombia          
Christian Lara (Cali, Valle del Cauca) Colombia
Hugo Rojas (Facatativá, Cundinamarca) Colombia
Jaz Arenas (Boyacá) Colombia
Tusho Medina (Sogamoso, Boyacá) Colombia
Mario Rincón (Duitama, Boyacá) Colombia
Pedro Munhoz (Porto Alegre, RS) Brasil

Facebook: Encuentro Latinoamericano de la Canción Social "El Sinsonte"

lunes, 6 de junio de 2016

Sello Alerce cumple 40 años

Fundada por Ricardo García y Carlos Necochea, la etiqueta chilena fue parte importante de la resistencia cultural en dictadura, difundiendo obras fundamentales del acervo cultural del país.




Al igual que en otras naciones, la música chilena vivía grandes transformaciones  a partir de la década del ’60 en el siglo pasado. Surgieron tendencias comerciales como el neofolklore, basado en músicas tradicionales con arreglos modernos, que posteriormente se decantaron en lo que se llamó La Nueva Canción Chilena. A la labor desarrollada por Violeta Parra, entre Chile y Europa, se sumaba la apertura de la Peña de los Parra. Ángel e Isabel, hijos de la Viola, fueron partícipes de hechos históricos importantísimos. Por la Peña pasaron grandes músicos nacionales e internacionales, como Víctor Jara, Quilapayún, Pablo Milanés, Patricio Manns, Silvio Rodríguez y Daniel Viglietti, entre muchos otros. Las peñas se multiplicaron en todo el país. La difusión de sonoridades andinas, dada por grupos como Inti-Illimani y el citado Quilapayún eran parte de la banda sonora de la época, mientras se daban paso otras expresiones más cercanas al rock, como en el caso de Los Jaivas y Blops. En 1968 surge el sello Jota Jota, fruto de la necesidad de canales alternativos a las grandes etiquetas para poder difundir expresiones con fuerte carga política. Se trataba de un sello dependiente de las Juventudes Comunistas. El éxito del primer disco, “Por Vietnam”, de los Quila, incentivó a sus responsables a continuar la importante tarea de producción y difusión de sus artistas. Tiempo después, y ya bajo el nombre DICAP (Discoteca del Cantar Popular), la etiqueta se abrió camino en el mercado chileno, produciendo discos que incluso excedían el marco de los artistas militantes.





A la llegada de la Unidad Popular al poder, una coalición de partidos de izquierda que consagró  al Presidente Salvador Allende, la labor de DICAP y del sello estatal IRT se vio incentivada por la realidad de los nuevos tiempos. El golpe militar del 11 de septiembre de 1973 acabó con todo avance social y cultural. Los músicos Víctor Jara y Jorge Peña Hen fueron asesinados poco tiempo después en campos de detención, la sede de DICAP fue arrasada, destruyendo los militares la mayoría de sus cintas matrices, y se ordenó a los sellos de origen extranjero a borrar el material de artistas de la Nueva Canción Chilena. Tras dar cristiana sepultura a su marido, Joan Jara parte al exilio, no sin antes entregar discos y cintas de Víctor a periodistas europeos que sacarían el material de Chile por valija diplomática. En Europa, la señora Joan recupera los discos, a partir de los cuales se realizan nuevos masters en los famosos estudios de Abbey Road, Londres.





En 1976,en  medio de la oscuridad cultural reinante en Chile, el periodista y locutor radial Ricardo Larrea García y el músico Carlos Necochea fundan el sello “Alerce, la otra música”. Su logotipo, un árbol caído y otro de pie, simbolizan la realidad de aquel período histórico.  Si bien los primeros lanzamientos del sello estuvieron dedicados a artistas de música folklórica, como Chamal, pronto surgirá la verdadera motivación de la existencia de Alerce: la recuperación de canciones y artistas muy conocidos hasta el día del golpe. García viaja a Europa, donde se contacta con artistas exiliados y con los familiares de cantantes fallecidos. El fruto de esas gestiones son dos discos que llaman poderosamente la atención en la nación andina: “Décimas”, de Violeta Parra—recitado de parte de su libro de Décimas autobiográficas con acompañamiento de guitarra—y una antología de Víctor Jara. Aun evitando las canciones más comprometidas políticamente, García arriesgaba mucho en estos lanzamientos.




Como medio de financiar las producciones se lanzaron los Festivales Alerce. Comenzaron en el Teatro Esmeralda (San Diego con Avenida Matta, en Santiago) y posteriormente en el Teatro Caupolicán, con gran afluencia de público. Hubo prohibiciones de algunos festivales, intentos de gravar fuertemente las producciones del sello con impuestos internos y otras medidas que si bien afectaron la labor de Alerce no detuvieron su espíritu de difusión e investigación artística.



Alerce fue propulsor del llamado Canto Nuevo, que agrupaba a jóvenes trovadores como Eduardo Peralta, Isabel Aldunate, Eduardo Gatti, Nano Acevedo, el dúo Schwenke & Nilo y el conjunto Ortiga, nacido en el seno de la actividad universitaria. Por otra parte, el sello importó casetes de Silvio Rodríguez y Pablo Milanés, artistas que habían estado en suelo chileno en 1972, cuya labor fue mucho más conocida a comienzos de la década siguiente. La inclusión de la canción “Santiago de Chile” en un casete de Silvio le valió la cárcel a Ricardo García, aunque el asunto no pasó a mayores y felizmente pudo recuperar su libertad.




En los 80 Alerce publicó obras de Isabel , Violeta y Ángel Parra, Víctor Jara, Quilapayún, Inti-Illimani, Illapu y otros grandes nombres, fortaleciendo su imagen de sello alternativo. El último proyecto de don Ricardo ha sido la grabación del disco “Silvio Rodríguez en Chile”. El artista cubano volvió a la nación andina cuando ésta recuperó su sistema constitucional. La actuación se realizó el 31 de marzo de 1990 en el Estadio Nacional ante más de 80.000 personas. Pero el creador de Alerce no pudo ver el trabajo terminado, ya que falleció en Cuba, mientras pasaba sus vacaciones junto a su esposa Gloria Trumper.
Durante los 90 Alerce se vio beneficiada con el traspaso de sus archivos a CD, ya que las primeras ediciones en este formato de Inti, Quila, Víctor, Silvio y otros artistas ya mencionados se canalizaron a través de esta etiqueta. Hubo también grandes aciertos comerciales, como el lanzamiento del CD “Por siempre Che!”, realizado por Alerce para las Juventudes Comunistas con grabaciones de Carlos Puebla, Ángel Parra, Vicente Feliú y Juvencio Valle, alternando poesías y canciones. Otro disco de gran repercusión ha sido el “Tributo a Víctor Jara”, para el cual hicieron su aporte Ana Belén, Víctor Manuel, Quilapayún, Víctor Heredia, Silvio Rodríguez e Ismael Serrano, entre otros artistas. Este disco ha sido licenciado a sellos de Argentina, España y México.



Pero los tiempos habían cambiado. Ya sin el temor a prohibiciones y sanciones, otros sellos comenzaron a interesarse en el catálogo Alerce. El desembarco de Warner Music en Chile, con una agresiva política comercial, comenzó a tentar a los artistas de Alerce con mejores condiciones y mayor presupuesto. Los primeros en migrar a la multinacional fueron los catálogos de Isabel y Violeta Parra, en 1999. Respecto al primero, no hubo grandes novedades respecto a las ediciones anteriores. En cuanto a Violeta, se dio a conocer una grabación efectuada en Suiza que se tituló “Violeta Parra en Ginebra”. Quilapayún, dirigido en ese entonces por Rodolfo Parada, también sucumbió a los cantos de sirena de Warner. Pero el artista más emblemático de Alerce había sido Víctor Jara. Cuando Joan Jara recibió una propuesta del productor Carlos Fonseca, le costó tomar la decisión de abandonar el sello chileno. Ricardo García y Víctor habían sido grandes amigos. Finalmente aceptó la oferta, dada la promesa de internacionalización y mejora del catálogo de Víctor. En este caso sí hubo diferencias sustanciales en las nuevas ediciones. Además de algunos títulos en vivo que estaban inéditos en CD, los técnicos de Warner lograron dar un sonido renovado a los discos “Pongo en tus manos abiertas” y “El derecho de vivir en paz”, borrando todo vestigio de los ruidos de púa. En cuanto a las ediciones internacionales, estos discos vieron la luz en Argentina, México y España, aunque no se extendieron a otras latitudes.





Dos años después, en 2003, Alerce recibió otro duro golpe. El trovador cubano Silvio Rodríguez anunció la rescisión unilateral del contrato que los uniera por más de dos décadas, acusando a la etiqueta austral de “fabricar discos en la etapa de sell out (liquidación) y vender por internet sin estar autorizados”. A pesar de las disculpas por parte de los directivos de Alerce y la promesa de rectificar los errores, Silvio fue inflexible y no estableció una demanda legal debido a la gran amistad que lo uniera con Ricardo García.




Con su catálogo diezmado (Alerce dependió fuertemente de material licenciado), el sello anunció una conferencia de prensa donde se darían detalles de su cierre. Tras la gran expectativa creada, Alerce difundió que en realidad se trataba del cierre de una etapa y el comienzo de otra. Con fuerte endeudamiento, Alerce adquirió en 2003 una propiedad donde fundó el Estudio 360 de grabaciones, en la comuna santiaguina de Ñuñoa. Sin embargo la piratería y las nuevas formas de escuchar música incidieron en el desarrollo de esta gestión. El estudio fue vendido en 2011 junto a la sede de la discográfica. El retraimiento del mercado, la independencia de los artistas y otros factores obligaron a Alerce a vislumbrar otras soluciones, como la subida de su catálogo a Portal Disc, sitio de descargas legales, y la alianza con el sello CNR (junto al cual editaría antologías para venta en kioscos de revistas).


El autor de este artículo en la antigua sede de Ñuñoa



En los últimos años Alerce recuperó algunos de sus artistas como Inti-Illimani (la facción conducida por los hermanos Coulon) y reeditó obras de gran valía como el primer volumen de “Charango. Autores chilenos”. Por otra parte, el anuncio de reediciones en vinilo y en CD ha despertado el interés de buena parte del público chileno y latinoamericano. Algunas de esas producciones son:

(Vinilos)

“Pánico” y “Témpera”, Manuel García
“Sexual Democracia, Vol. I”, Sexual Democracia (rock)
“Mi destino”, Jorge González
“Estoy que me muero” y “Para los arqueólogos del futuro” (Congreso)




(CD)

“Boleros” (Ángel Parra)
“Mis mejores boleros” (Carmen Prieto)
“Química de la lucha de clases” (Mauricio Redolés)
“El canto del ángel, Vol. I y II” (Francisco Villa)


Desde esta página apoyamos la gestión de Alerce, pionero de los sellos independientes en Chile, que supo defender la labor de los artistas de su país en los momentos históricos más difíciles. ¡Felices 40 años de vida a Alerce, la Otra Música!


Sitio para consulta y compra de discos físicos:

Sitio para descarga digital paga:

Vitor Ramil: “El artista paga un alto precio por llevar una vida no convencional”

En este artículo el músico y escritor reflexiona sobre el papel y la imagen de los artistas en un momento de crisis política en Brasil.


Foto: Ana Miranda / Zero Hora



Por Zero Hora(*)                

La historia es más o menos así: Mark Twain, el escritor norteamericano estaba sentado en el balcón de su casa cuando pasó un vecino y le preguntó: “¿Descansando, vecino? , a lo que él respondió: “No, trabajando”. Otro día el mismo vecino lo vio cortando el césped del jardín y le preguntó: “¿Trabajando, vecino?” y Twain le respondió: “No, descansando”.
Recordé esa historia para ejemplificar la idea de que el trabajo y el descanso del artista no se parecen a los de las demás profesiones. Para el sentido común “artista” ni siquiera parece ser una profesión. ¿Para qué sirve un artista realmente? El sistema no tiene, a priori, un lugar para él. El pintor francés Paul Gauguin cambió una profesión “de respeto” y rentable para tornarse un pintor destinado a vivir y morir en la pobreza y sin reconocimiento alguno. ¿Qué juicio esperar de los contemporáneos de Gauguin sino que él había enloquecido, que era un misántropo, un inadaptado?

La sociedad siempre está lista para recibir a los ingenieros, a los médicos o a los abogados, nunca a los artistas. Si un médico cuelga su diploma en una pared, entra y sale rutinariamente por la puerta de un consultorio en que esté fijada una placa con su nombre y especialidad, nadie dirá que él no es un médico, sea buen o mal profesional. Para un artista, un diploma y una puerta con su nombre nunca serán suficientes. Su reconocimiento dependerá siempre de criterios subjetivos. ¿Lo que él hace es artístico? ¿Qué es el arte realmente? El propio artista puede pasarse la vida formulándose estas preguntas. El dilema comienza tempranamente.  Nadie puede decir a un niño o a un adolescente si será un artista. El artista sólo escucha su propia voz. Nos tornamos aquello que somos, ha dicho otro escritor. Pero qué difícil es escuchar la propia voz, decirse a uno mismo: soy un artista, seré un artista.

En casa, estimulamos mucho a nuestros hijos a seguir el camino del arte, en el caso de que sintieran tal vocación. Para nuestra alegría y la de ellos, Ian e Isabel son hoy en día artistas de quienes sentimos mucho orgullo. Pero sé que en la mayoría de las familias los padres sienten temor ante la posibilidad o la decisión de que sus hijos adolescentes quieran seguir este camino. Quizás el miedo de los padres se origine en la percepción de que los jóvenes no tienen experiencia de vida suficiente como para medir los riesgos de una elección profesional equivocada o de difícil trayectoria, sin mencionar que, para muchos, optar por el arte significa sencillamente desestimar una profesión “de verdad”.
La difícil trayectoria para un artista puede ser consecuencia del valor intrínseco de lo que él produce, pero puede también, y quizás principalmente, resultar de la dificultad de inserción en un sistema en que el arte es menos necesario que superfluo. De ahí la importancia, para toda sociedad, de la existencia de instituciones culturales sólidas, aquellas que ambicionan dar al arte su debido y digno lugar en el sistema. Aun actuando en un contexto adverso, el artista puede ser tenido en alta estima. Pero es más común que enfrente preconceptos de todo tipo. Es moneda corriente ser tachado de vagabundo, bohemio, perezoso o rebelde, por ejemplo.

Particularmente considero altamente importantes la vagancia, la bohemia, la pereza y la rebeldía para el trabajo artístico. Pero sé que uno solo de esos adjetivos podría destruir la reputación de profesionales “respetables” en las profesiones, digamos, convencionales. El artista paga un alto precio por llevar una vida no convencional. Además, como para la gente en general el arte está asociado a los momentos de entretenimiento, placer o incluso descanso—en los momentos en que se sale de la “rutina”—se impone la idea de que el artista vive sólo en estos, por estos y de estos momentos de ocio, que su vida es una fiesta permanente. Poco se sabe de la labor artística, de cuán difícil y compleja puede llegar a ser, de cuánta transpiración existe para cada inspiración. ¿Quién no conoce la fábula de la cigarra y la hormiga?

Por más que pensemos en culturas diferentes, en países en que el arte está más o menos valorado, en los Estados Unidos de Twain, en la Francia de Gauguin, en el Brasil de Noel Rosa—aquel bohemio incorregible que, habiendo vivido apenas 26 años, creó una obra genial con suficiente potencia para moldear nuestra identidad nacional—no creo que el papel del artista en la sociedad cambie mucho de un país a otro. En el caso del Brasil actual, la demonización de los artistas me parece puntual respecto a la política. Las personas se están demonizando unas a otras de una forma que se acerca a la barbarie, con la falta de un proyecto democrático para el país. ¿Por qué los artistas serían librados de esta locura si, en su mayoría, se sitúan en el espectro político más cercano a la izquierda, justamente lo que ahora está siendo juzgado?

Pero estoy seguro de que los que hoy insultan a Chico Buarque o a un oscuro grupo teatral de vanguardia saben, en el fondo, que el trabajo de esos artistas es de grandísima importancia; saben que, produciendo cada uno a su modo y con libertad, ellos son fundamentales para nuestra constitución como nación. Uso la expresión “en el fondo” a propósito. Quizás el foco debiese estar en el fondo, tal vez necesitemos ir hasta el fondo de todo esto. ¿Qué tal ir y salir de allí compartiendo la más legítima alegría ciudadana?


(*)Traducción al español del artículo publicado por el periódico Zero Hora de Porto Alegre, a quien agradecemos la autorización para reproducirlo en esta página.

Enlace al texto original: 

domingo, 5 de junio de 2016

Discos: Sonido Litoral

El compositor e intérprete entrerriano Javier Colli, residente desde pequeño en Santa Fe,  ha publicado su tercer material discográfico, recreando y renovando las músicas del noreste argentino.




Javier Colli
“Sonido Litoral”
SFR
ECD 10.218
Santa Fe, Argentina


Referenciado como una manifestación cultural que incluye la música y danza propia de la provincia de Corrientes, el chamamé es un ritmo que ha trascendido fronteras y se cultiva desde hace muchos años en una amplia región geográfica que comprende, además de esa provincia, importantes zonas de Argentina (Santa Fe, Chaco, Misiones, Formosa, Entre Ríos), Brasil (Rio Grande do Sul), Uruguay (departamento de Paysandú y algunas regiones aledañas), Bolivia  (oriente) y Paraguay. Si bien hay ciertas variaciones en el estilo de interpretar esta música el acordeón es el principal instrumento de este y otros ritmos similares como la polca y la chamarrita.

Javier Colli recorrió Argentina con los conjuntos “Alma chamamecera”, formado en 1988, y “La Tríada”, creado un año después.  Ha participado de los festivales más importantes dedicados a la música litoraleña, compartiendo escenario con Raúl Barboza, el Chango Spasiuk, Carlos Pino y otros referentes de este arte.  Javier comenzó a aprender música de manera autodidacta a los 12 años, recibiendo la influencia de Los de Imaguaré, Rudi y Nini Flores y otros cultores del chamamé que habían renovado la manera de abordar y recrear esta música. La participación en diferentes encuentros nacionales le ha permitido al artista un saludable intercambio y aprendizaje que hoy puede escucharse en cada una de sus interpretaciones.

La polca Sonido Litoral, compuesta por Javier, es un buen ejemplo de estas afirmaciones.  Secundado por Yunez Paiduj y Osvaldo Lucero en guitarras, Colli “pinta” un maravilloso paisaje musical en su acordeón, lo que nos permite adentrarnos en la riqueza cultural de esta región. En este primer tema suma una tercera guitarra el artista invitado Tolato Trzuskot. Los sonidos más novedosos se mixturan con clásicos del género como Los inundados (Isaac Aizenberg y Ariel Ramírez, 1962)—con percusiones de Gonzalo Díaz-- y Granja San Antonio (Tarragó Ros y Ángel Guardia, 1950), tema en que se luce como invitada la pianista Silvia Teijeira. La conjunción instrumental resalta la belleza inherente a esta pieza musical, logrando una interpretación emotiva y refinada.




Tiemponiño y Suspiros del alma, chamamés de J. Colli y Mario Prieto Linares (quien canta en el primero de ellos) brindan otra faceta de esta hermosa música a través de una interesante elaboración melódica y lírica. El rasguido doble Iguaquarí (Raúl Barboza) es otra acertada inclusión en el disco. Osvaldo Lucero toca bajo y guitarra, complementando magníficamente al acordeón de Javier.
El estilo más tradicional del chamamé está dado en dos composiciones de Paquito Aranda: La parcería, con la participación de Beto Colli en acordeón, y Estancia La Nora. En el caso de Sauce de Luna (Carlos y Javier Colli) aparece nuevamente el canto, protagonizado por Carlos Colli y el conjunto Entre Ríos 5, de importante trayectoria artística.

Dos orillas, tema del propio Javier Colli, retrata en sus sensibles notas el verde paisaje litoraleño. Otro protagonista de ese paisaje es el ceibo, flor nacional de Argentina y Uruguay: está presente en el disco a través del chamamé El ceibalito, cantado apasionadamente por Santiago “Bocha” Sheridan y Mario Prieto Linares.


Don Arístides (polca de Bartolomé Palermo y Roberto Galarza) está tocada a dúo de acordeones por Javier y Beto Colli, con interesantes secciones de guitarra. Un “clásico de clásicos”, Kilómetro 11 (Constante Aguer y Mario del Tránsito Cocomarola) es vertido con gran expresividad por Javier y sus músicos acompañantes. Como yapa podemos disfrutar la polca Yo de Fabio Zini, quien participa como invitado tocando guitarra.