Nacido en Morón, Ciego de Ávila,
Clodoaldo ha participado en la gestación del Movimiento de la Nueva Trova cubana.
Actualmente reside en Santa Fe, Argentina, donde su carrera artística cobra un
nuevo impulso. Lo entrevistamos en la víspera de su espectáculo en un café céntrico
de esa ciudad.
¿Cómo nace tu afición por la música?
Mira, en mi
familia no hay ningún músico. Decía mi abuela que su papá—mi bisabuelo sería—tocaba
el tres, una guitarra con tres pares
de cuerdas que se usa para tocar el son tradicional. Pero aparte de él,en mi
familia no hubo ningún músico. Como muchos jóvenes, me acerqué a la música
cuando era adolescente, en los años 60. Era el boom del rock, es decir, del buen rock, y tenía (tengo) un vecino
de casa, Jorge Dager, que hoy es un
músico excepcional, y que él daba ya clases de guitarra. Todos querían tocar en
guitarra la música de los Beatles y de
los combitos de rock en el barrio,
por las muchachitas, y así empezamos a aprender. Además era la única guitarra
que había en todo el barrio, la que tenía él. Con Jorge aprendí los primeros
acordes en la guitarra, después seguí. Cantábamos en un grupito de rock hasta
que un día descubrimos a Silvio
Rodríguez gracias al bajista que
tocaba en el grupo de rock conmigo. Después hicimos un dúo con Larry Morales: se
llamó Paz y Amor. Cuando oímos a Silvio
nos dimos la vuelta y no hicimos más rock. Y nos fuimos a las tropas de la Nueva Trova. Así es como empezamos. Hicimos unas cuantas cosas con
el Dúo, conocimos a Silvio, a Vicente
(Feliú). Te estoy hablando del año 1973.
Ya se había fundado el Movimiento de
la Nueva Trova
Sí, el
Movimiento de la Nueva Trova como tal empezó en 1972.
Pero ya se venía gestando…
..desde
finales de los años 60.
A partir de la trova tradicional
comenzaron a buscarse nuevos caminos…
Y el filin, que es una trova pero más orientada
hacia la canción romántica, muy influenciada por el jazz. Los músicos que
hacían, y aun hacen, filin en Cuba son unos monstruos de la guitarra. Y
hay muy buenos compositores que los habrás oído nombrar: (César) Portillo de la Luz, José Antonio Méndez. Toda esa mezcla (el filin, la trova tradicional, el son tradicional cubano, el rock)
dio origen a la Nueva Trova. Por eso es que hoy tú escuchas esas cosas viejas
de Silvio, de Vicente, de Noel (Nicola) y
te das cuenta que hay una mezcla ahí. O la música de Pablo (Milanés), que es mucho más sonero, más trovador “clásico”,
digamos. La gente que fundó la (Nueva) Trova como tal era un puñado de tipos de
La Habana, sobre todo, y en el exterior casi ninguno se conoce. Por ejemplo,
aquí en Argentina son muy conocidos Silvio y Pablo. Salvo aquellos a quienes
consideramos trovadictos ¿quién
conoce, por ejemplo, a Eduardo Ramos?
Era el bajista de Pablo Milanés y es uno de los fundadores de la Nueva
Trova. Otro de ellos es Martín Rojas, quien fuera guitarrista
durante muchos años de Omara Portuondo. Mike
Porcel también, él se fue a los
Estados Unidos y no ha querido regresar a Cuba. Hay mucha gente cuya obra es
una lástima que no se conozca.
Han hecho un aporte fundamental…
Sin esos
nombres, quizás desconocidos en otras partes, no sé si la Nueva Trova hubiese
llegado a ser lo que es.
¿Y cómo está la Trova hoy? ¿Qué nos
puedes decir?
Tengo que
decirte la verdad: hace ya muchos años que salí de Cuba. Aunque regreso cada
vez que puedo y trato de mantenerme informado. Por ejemplo, cuando yo salí de
Cuba empezaba a ser famoso Carlos
Varela, Frank Delgado…
Santiago Feliú…
Santiaguito era ya conocido, se había unido (formando
un dúo) con Donato Poveda, quien hoy
también reside en los Estados Unidos. Y después empezó lo que llamaron la
Novísima Trova. Ahí se me empiezan a escapar los nombres de los
muchachos, porque es en ese entonces donde primero regresé a mi tierra y luego
me fui a Italia. Esos muchachos de hoy, que son muy famosos allá en Cuba, yo
casi no los conozco así como tampoco su obra. Kelvis Ochoa viene ahora a tocar con Yusa acá, pero sinceramente no los conozco. He leído algunos
comentarios de algunos periodistas cubanos. Y parece que las cosas no andan tan
bien. Quizás nosotros seamos un poco esquemáticos en ciertas cosas, porque es
lógico que los trovadores de hoy no sean los trovadores de hace 30 años. Es imposible,
por ejemplo, que Silvio sea igual a Sindo Garay. O a Piñeiro, qué sé yo. Leí
hace poco un artículo de una periodista cubana que me pareció bastante
acertado: ¿cómo explicarlo? El comercio nos ha invadido, y probablemente la
gente ya no anda pensando tanto en hacer una canción bien poética como las que hacía Silvio, sino que dice
“deja ver si le pongo algo que pegue”,
porque ahora hay que vender. Y eso es lo que está conspirando contra este arte.
Y es una lástima porque los trovadores de hoy, esos muchachos que hoy tienen 30
y pico, 40 años, son casi todos gente que tiene una gran formación profesional.
Son casi todos muy buenos músicos, cosa que no soy yo, por ejemplo. Yo aprendí
cuatro acordes con el muchacho del dúo y después tocaba con los muchachos de la
esquina de mi casa. De ahí no salí. Y con eso construyo mis canciones. Pero esos
jóvenes, casi todos, han ido a Escuelas de Arte. Y tienen una formación
profesional tremenda. Y es una lástima que no se preocupen un poco más por las
letras, que se han ido quedando en un segundo plano. Yo creo que las últimas
letras decentes que oí en un trovador se las escuché a Santiago Feliú. De esa
generación para adelante creo que empezó a tambalear un poco.
Santiago Feliú
(foto: Kaloian Santos Cabrera)
¿Qué te parece la repercusión que
logran los trovadores, especialmente cubanos, en los países de la región
(Argentina, Chile, Uruguay)?
Es una pena
que aquellos trovadores de los que hablábamos antes no se hayan conocido, pero
aquí tú dices que eres trovador cubano y se te abren algunas puertas. Al menos
creo que el público es muy receptivo. Yo siento que por primera vez en mi vida mis
canciones tienen un público que las acepta, las asimila y las disfruta. Y ese
público es de aquí.
¿Has podido actuar en otros países?
Yo trabajé
en otros países, pero no hacía trova. Yo tenía que ganarme el pan, y como vivía
en Italia te imaginarás que este repertorio que yo hago,en que la letra tiene
un peso, no te podías poner a traducirle las canciones a la gente. Era un poco
engorroso todo eso y entonces cantaba en un grupo de salsa. Yo no soy salsero
ni nada que se parezca pero los cubanos tenemos una cara muy dura y yo me metí
en eso y viajé un poco: estuvimos en Suiza, en Austria; Italia la recorrí casi
toda. Como trovador, no. He cantado en Cuba y he cantado aquí. Y espero, si la
suerte me acompaña y voy ampliando poco a poco mis horizontes de trabajo, poder
ir a otros lugares: a Chile, a Uruguay, a Ecuador, Perú. Hay mucho interés con
eso así que espero poder llegar a hacerlo. Esto está empezando ahora: yo tengo
el ímpetu de los 15 años. Creo que va a ser interesante. Y he tenido la suerte
de encontrarme aquí músicos que se han “arriesgado” a trabajar conmigo y han
puesto su talento al servicio de lo que yo hago. Es algo que allá en Cuba nunca
pude hacer. Sin embargo, aquí pude hacerlo, grabé un disco con otros compañeros
que hoy no están en el grupo por varios motivos, cada cual ha tomado su rumbo.
También hay motivos de índole económica, muchas cosas, y como se dice en Cuba “hemos reducido la plantilla” y nos
hemos quedado así, en tres. En el grupo la última que entró fue la Paula (Rodríguez), quien prácticamente se
incorporó al grupo cuando yo iba a presentar el disco en junio del año pasado.
El Maxi (Maglianese) sí fue el
primero que se sumó y hemos ido así, creciendo, disminuyendo, y ahora creo que
vamos a volver a crecer con un músico más, un pianista cubano que vive aquí
cerca.
Maxi Maglianese, Paula Rodríguez y Clodoaldo Parada
¿Tienes pensado algún proyecto
diferente a lo que has venido haciendo o simplemente te gusta hacer trova?
Mira, ni yo
mismo me quisiera encasillar en eso de la trova, porque la trova en los 80 tuvo
una influencia muy grande del rock (Carlos Varela, Santiago Feliú) y yo casi
todo lo que estoy haciendo es son. Yo quiero ir rompiendo un poco ese esquema
que se ha creado respecto a lo que hacemos. Me erizo un poco a veces cuando me dicen “hay una fiesta…”, porque la
gente quiere que yo vaya a tocar para bailar, y eso me pone mal. Si quieres
bailar con mi música, puedes bailarla, pero no es música para bailar. Y quiero
romper un poco con eso. En todos estos años no le canté a nadie, seguí
escribiendo, y yo creo que tengo un poco de todos los géneros: tengo cosas más
rockeras, cosas de blues, tengo
baladas, entonces es eso lo que quiero, ir ampliando el repertorio. A él (Maxi)
lo quiero hacer trabajar un poco más. Como él es un gran percusionista quizás
agregar algún elemento de la batería o redoblante para hacer otras músicas. Pero
así como estamos me gusta mucho. Yo les digo: esto suena a Nueva Trova “Old School” (Vieja escuela) con el
sonido de la flauta (traversa). Porque todos los grupos en los 70 tenían
flauta: el Moncada, Manguaré, Mayohuacán…
Y así que, ahí vamos. Y lo que más me ha permitido expresarme es el saber que
puedo contar con músicos para ello. Porque un tipo solo con una guitarra debe
ser aburrido como el c… Nicolás Guillén tenía un verso que decía: sólo él y la luna. Y yo digo: sólo Silvio y la luna. Está solito ahí
con su guitarra. Es dura esa. Tienes que ser demoledor. Y eso lo logra muy poca
gente.
Maxi me
contaba que tiene un instrumento llamado marímbula,
que era en antecesor del contrabajo en los grupos de son tradicional cubano.
Es un cajón con unos flejes de metal. Y él me decía: “estaría bueno hacer algo
con la marímbula, un son del 800”. Y eso mismo me dio pie de ir construyendo
algo que cuando lo termine lo vamos a hacer. Está bueno que los músicos se
sumen al trabajo creativo. A Maxi yo siempre le he dicho: “haz lo que tú
quieras”, a Paula la he tenido más cortica
porque es indisciplinada. (risas). Maxi me ha dicho: dale la canción a
Paula y que ella ponga la flauta encima de la forma que a ella le parezca. Y
tiene razón. Porque a lo mejor yo veo la cosa de una óptica que no es la
correcta. Y sí, quiero ampliar un poco el repertorio, que sea más variado.
Quizás hacer un set de sones,
guaracha, guaguancó, y hacer otras cosas.
Maxi: Ya hemos hecho esa fusión…
Clodo: Cuando éramos más en el grupo había
un bajista
Maxi: Igual el cuarteto mismo tenía el set
completo con timbales, todo…
Clodo: Sí, también había un pianista. Yo
hacía baladas con piano solo y contrabajo. En los agudos aparecía un violonchelo.
Es otra cosa. Así que vamos a ver si volvemos a las andadas por ahí.
Muchas
gracias.
Agradecemos
especialmente a Daniela Cescut, de Zita Café.
Calle Crespo
2649, Santa Fe. Tel. 0342 15 467 7211
Aparte de ser buenos músicos buena gente,hermosa nota gracias a la producción.Un abrazo Clodo y a su gente.
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