lunes, 22 de abril de 2013

Pilo García y Ricardo Chazarreta: talento y emoción

 
 

Pilo García  y Ricardo Chazarreta  son destacados compositores e intérpretes de música de raíz folklórica argentina. Con amplia formación profesional, ambos músicos han compartido escenarios en diversas oportunidades. Mientras Pilo compone e interpreta melodías en charango, Ricardo se especializa en la obra de Atahualpa Yupanqui, además de incorporar obras propias a su repertorio guitarrístico.

Comienza Ricardo con importantes obras del repertorio yupanquiano. La primera se titula Vidala calchaquí, grabada por Don Ata en 1981. Se trata de una obra que tras su aparente sencillez devela una interesante línea melódica. Por su parte, La del campo, chacarera firmada por Pablo del Cerro  (Antonietta Paula Pepin) evoca argentinísimos paisajes de tierra adentro. Más reciente en el tiempo es la guarania Que lo diga el río, de Juan Falú.



Ricardo Chazarreta
 
Una linda adaptación para guitarra del chamamé Vienen marcando (Mario del Tránsito Cocomarola) y la milonga A flor de llanto (Abel Fleury) demuestran el amplio espectro musical de Ricardo Chazarreta. El joven músico sigue deleitándonos con su talento en el rescate de obras poco transitadas como Regreso a la tonada (Tito Francia y Armando Tejada Gómez) y el escondido Sacha puma, del citado Atahualpa Yupanqui. Esta última obra posee vivacidad y riqueza musical. Del mismo autor es la hermosa Danza de la paloma enamorada.
 
Pilo y Ricardo nos presentan, en versión conjunta, una exquisita composición del recordado Luis Alberto Spinetta: Preciosa dama azul, que alcanza momentos sublimes en las cuerdas del charango. Nos cuentan sus intérpretes que “esos lenguajes urbanos también nos constituyen”.
El segmento solista de Pilo García comienza con la obra inédita Al encuentro, que forma parte del documental “Humano”, de próximo estreno. Una emotiva versión sin palabras de Alfonsina y el mar (Ariel Ramírez y Félix Luna) constituye una de las mejores interpretaciones de la noche. Está incluida en el último CD de Pilo “El descanso” (2012).
Pilo García
 
 
 
Marina Luppi, joven promesa de nuestra música, viene realizando una importante labor artística desde 2008, coronada con la aparición reciente de su primer disco, Instante. En esta ocasión podemos apreciar sus condiciones vocales en la canción El cigarrito, de Víctor Jara, acompañada por Pilo en ronroco. Tras la emotiva presentación de Marina, Pilo regresa al formato instrumental con su difundida obra Texturas y la Vidala del nombrador , de Jaime Dávalos y Eduardo Falú.
Marina Luppi
 
Un aspecto importante en la trayectoria de Pilo García es su interés por el rock. La obra del afamado guitarrista estadounidense Pat Metheny está presente en su interpretación de Last train to home, del género folk jazz, grabada por su autor en 2003 para el álbum “One quiet night”. La versión de Pilo demuestra las amplias posibilidades del charango en la búsqueda de sonidos que van más allá de lo tradicional. No en vano le sigue Correntoso, creación de Pilo con reminiscencias rockeras y “vuelo” musical de gran inspiración. La obra aprovecha la gama de sonoridades que brinda el instrumento, dando como resultado una composición sorprendente. Confluencia es una interesante obra de mismo período, aparecida en una edición limitada del disco “Otras historias”.
 
 
El dúo de Pilo y Ricardo cierra el concierto con obras bien diferentes, que demuestran una vez más la riqueza estilística e interpretativa de ambos músicos: una de ellas es Something, de George Harrison, grabada por el grupo The Beatles en 1969. Por el lado folklórico, chacareras y bailecitos, como el célebre Sirviñaco (Dávalos y Falú) dan el broche de oro a un recital memorable que debería repetirse en otras ciudades de nuestro país.
 
Agradecemos especialmente a Andrea Poc, Ricardo Chazarreta, Pilo García y Marina Luppi.
 
 
 
 
 

miércoles, 17 de abril de 2013

Novedad discográfica: "Algún día...", de Víctor Heredia

 
Alter- Nativo Americano CD 52224
Distribuído por DBN
 
Edición argentina

Nacido en 1947 en el barrio porteño de Monserrat, Víctor Heredia dio muestras precoces de su talento por la música. Con la complicidad de su mamá Antonia grabó un disco cantando el tema “Camino del indio” de su admirado Atahualpa Yupanqui,. Este disco ha sido un emotivo regalo para su papá. Cuando su familia se mudó a Paso del Rey, unos 35 km al oeste de Buenos Aires, Víctor comenzó a tomar clases de piano. Su padre no ganaba lo suficiente como para comprarle este instrumento, pero con esfuerzo pudo regalarle una guitarra. De esta manera, el joven comenzó a componer sus primeras canciones.

A sus 20 años, el ya prestigioso Festival de Cosquín lo consagra “Revelación Juvenil” por su zamba “Para cobrar altura”. Esta consagración le permite iniciar una interesante carrera discográfica. Con inclinaciones que sintetizaban elementos del naciente rock nacional y de la música de raíz folklórica, el novel trovador comenzó a abrirse camino en el difícil  mundo artístico. Su amiga y “madrina artística” Mercedes Sosa graba su tema “Canción del picapedrero” (con letra de Ariel Petrocelli) pero su canción más famosa vendrá con su tercer disco: “El viejo Matías” (1970). Comparte escenario con Joan Manuel Serrat y conoce a los grandes músicos y poetas de la época. Participa del Festival OTI de la Canción en España y el Festival del Agua Dulce, Perú. En uno de sus viajes se encuentra con Pablo Neruda y Matilde Urrutia, quienes autorizan el proyecto de Víctor de musicalizar varios poemas del vate chileno.

La época de grandes esperanzas plasmadas en la militancia política se ve truncada por el golpe de Estado de 1976. La noche oscura que cae sobre Argentina y la región le arrebata a su hermana María Cristina; Víctor sufre amenazas de muerte pero a  pesar de los peligros decide permanecer en su patria junto a su familia. Por consejo de sus productores discográficos se exilia brevemente en Madrid pero regresa nuevamente a su país. Actúa de manera casi clandestina. En esos conciertos presenta su composición “Informe de la situación”, metáfora del horror de esos momentos pero también de la esperanza. Recién la puede grabar en 1982. Tras el fin de la dictadura se presenta con éxito en todo el país y es uno de los artistas nacionales que vende más discos. Su canción “Todavía cantamos” se convierte en el “himno” de más de una generación de argentinos.

El disco “Taki Ongoy” (1986), dedicado a “los vencidos” por la conquista europea de América es cuestionado por la jerarquía eclesiástica, que presiona a los medios para boicotear la difusión de la obra. A pesar de ello el disco doble se vende muy bien. Durante la era del CD se reedita “Taki Ongoy” y varias de sus obras y si bien la difusión no es la misma de otras épocas, Víctor sigue recibiendo el calor de su público incondicional en Argentina y el resto de América Latina. Tras la reestructuración de su antiguo sello Polygram, Víctor y su representante Fernando Iborra crean la etiqueta “Alter-Nativo Americano” para publicar su propia obra. En esta época (desde 1998 hasta la actualidad) Víctor comparte proyectos y graba con personalidades de la talla de Ricardo Flecha, Silvio Rodríguez, Luis Eduardo Aute, Alberto Cortez y Chico Buarque, entre muchos otros.

 

Algún día…

Escuchar la obra de Víctor Heredia permite descifrar algunas claves con las cuales entender la historia argentina de los últimos 45 años.

Así soy yo, no hay más que hablar.

Soy libre como el viento

y mis sentimientos no sé callar.

“De dónde soy” (1971)

Aquel jovencito que se plantaba en sus razones en aquellos tiempos de “ineludible” militancia política es el mismo Víctor que hoy nos sigue cantando sus sueños y esperanzas, sus miedos, sus afectos y su irreductible defensa de los más débiles. Su nuevo disco “Algún día” , a cuatro años de su última producción, cuenta con la inestimable colaboración de Panchi Quesada, antiguo colaborador de Víctor presente en obras clave de su vasta discografía como “Víctor Heredia canta a Pablo Neruda” (versión 1983), la citada cantata “Taki Ongoy” y “Marcas” (1998). A pesar de ello se mantiene el estilo y el sonido de las últimas producciones.

“Algún día” continúa con el tono melancólico de algunas canciones de épocas recientes como “Demasiado” o “En la esquina del tiempo”. El comienzo tanguero de Cenizas de ayer anticipa el clima de la canción “No puedo seguir / Mi brújula ha muerto de pena / en un patio azul donde mi niñez / entierra una vieja quimera”. La tristeza también sobrevuela los versos de la canción de amor Ahora, pero se transforma, no sin dolor, en esperanza en Algún día… “Algún día de los sueños que enterraron genocidas / una flor germinará. / Y crecerás de cara al viento con tu verdad, tu amor sin tiempo / derrotarás la sombra, lo imposible y volarás sobre este cielo azul sin par”.

Ernesto “Che” Guevara está presente en algunas de las nuevas canciones. Su búsqueda de la utopía forma parte de Canción censurada, dedicada a Silvio Rodríguez, y se reafirma en Los ojos del Che: “voy a buscar lo que soñé / Mi memoria guarda los ojos del Che”.  Escritores y periodistas, Francisco “Paco” Urondo y Rodolfo Walsh, asesinados por el terrorismo de Estado en los ’70, forman parte también de esta actualizada búsqueda de verdad a través de la obra poético-musical de Víctor Heredia.  Por su parte, Breve historia de las Islas Malvinas plantea dolorosos interrogantes a más de treinta años de aquella locura que significó la guerra.

Si se descorre el manto de tristeza presente en varias de las canciones actuales de Víctor podemos apreciar la coherencia de pensamiento y de acción de uno de los creadores más lúcidos de nuestro país. El merecido homenaje a Armando Tejada Gómez, notable poeta mendocino, está dado por el tema La veleta de Armando, mientras que el recordado trovador Facundo Cabral aporta inspiración a Momento, una de las canciones que develan los más profundos sentimientos de Heredia: “Yo no quiero medallas de plata / ni lisonjas para este cantar. Lo que busco está dentro de mi alma/ y se anima al oírte cantar”.

Cierra el disco el manifiesto Vuela conmigo: “Con la vida no se juega / sin el sueño no se avanza / pues la patria es un reflejo / de nuestra propia mirada”. Los músicos Ricky Zielinski (bajo) y Babú Cerviño (teclados), colaboradores de Víctor desde hace muchos años, aportan su indudable talento, así como Luis Gurevich, Lito Vitale  e importantes músicos invitados.