Artista
fundamental de la Nueva Canción Chilena, Ángel
Parra ha fallecido en París afectado por un cáncer pulmonar, según ha informado
la embajadora chilena en Francia. Ángel
Parra se ha destacado como compositor, intérprete y productor, entre otras
facetas de su personalidad. Junto a su hermana Isabel fundó un exitoso dúo,
promovió a otros artistas a través de la Peña de los Parra y difundió a los
entonces jovencísimos Silvio Rodríguez, Pablo Milanés y Noel Nicola en Chile.
Ha escrito los libros “Violeta se fue a los cielos”, “Al mundo niño le canto” y
“Mi Nueva Canción Chilena. Al pueblo lo que es del pueblo”.
Foto: Eduardo
Frei / Wikipedia
Luis Ángel
Cereceda Parra, primer hijo de Violeta Parra y Luis Cereceda, nació en
Valparaíso en 1943. Comenzó a cantar en circos a sus 5 años; a los 10 ya tocaba
el guitarrón chileno. La influencia de su madre, la multifacética artista Violeta Parra, a quien acompañó desde
pequeño en sus investigaciones folklóricas por los campos chilenos, se hizo
notar en la variedad y calidad de su obra. A sus 15 años grabó un EP, “Villancicos chilenos” junto al grupo Los Norteños. A principios de los años 60 Ángel y su hermana Isabel viajaron a París, donde residía
su madre Violeta. En esa ciudad los tres compartieron actuaciones y grabaciones,
entre ellas la del disco “Au Chili avec
Los Parra de Chillán” (1963). La experiencia parisina llevó a los hermanos,
a su regreso a Santiago, a fundar la Peña
de los Parra en la calle Carmen N° 340. “Desde
su inauguración en 1965 la Peña de los Parra (…)se había convertido no sólo en
importante y original centro de un nuevo tipo de movimiento de la canción, sino
en lógico punto de cita de personas con opiniones de izquierda.” [1] Así recuerda Joan Jara el surgimiento de este
importante recinto capitalino por el que pasaron las grandes personalidades de
la canción: Víctor Jara, Patricio Manns,
Atahualpa Yupanqui, Violeta Parra, Daniel Viglietti y los conjuntos Quilapayún e Inti-Illimani, entre muchos otros.
La Peña de
los Parra en 1970, según el disco homónimo
Entre
1965 y 1970 los hermanos Ángel e Isabel
publicaron varios discos como dúo con un repertorio basado mayormente en
canciones tradicionales chilenas y de otros países latinoamericanos. En 1964
Ángel firmó contrato con el sello Demon, que publicó varios simples como
adelanto de su primer disco solista, “Ángel
Parra y su guitarra” (1965). Grabó para el mismo sello “Oratorio para el pueblo” (1965), “Ángel Parra volumen II” y “Arte
de pájaros” (ambos en 1966), además de tres discos compartidos con
diferentes artistas. En 1967 Ángel e Isabel viajaron a Cuba para participar en
el Primer Encuentro de la Canción
Protesta, celebrado en La Habana entre el 24 de julio y el 8 de agosto.
Esta experiencia inició un especial vínculo entre los Parra y la isla. El disco
de Ángel “Canciones de amor y muerte” (Peña
de los Parra, 1969) cierra con el Canto a Cuba, que comienza así:
Viendo
crecer a mis hijos
contestando
a sus preguntas
se me enreda
en la guitarra
un país
llamado Cuba.
Cuántos
hijos van creciendo
sabiendo
donde llegar,
tienen
caminos de lucha,
caminos de
libertad.
En cambio,
aquí sólo tienen
dolor en su
soledad
Unos
años después, el disco “Canciones de
Patria Nueva” (1971) incluyó una hermosa versión de la canción de Pablo
Milanés Pobre del cantor, interpretada por Ángel con acompañamiento del
conjunto Blops. Isabel también había
registrado canciones de Pablo y de Silvio Rodríguez en su disco “De aquí y de
allá”, también de 1971. Al año siguiente los hijos de Violeta fueron los
anfitriones de Silvio, Pablo y Noel
Nicola, las grandes promesas de la Nueva Trova cubana, quienes cantaron en
la Peña de los Parra, compartiendo vivencias con sus colegas chilenos en el
marco esperanzador del gobierno de la Unidad Popular. Durante ese año, 1972,
Ángel publicó los discos “La cuecas del
Tío Roberto” y “Cuando amanece el
día”, el primero con un repertorio divertido y el segundo con canciones profundamente
expresivas que van del amor a la nostalgia, de la esperanza a la tristeza, con
la habitual poesía del artista porteño. El último de los discos de esta etapa
es “Pisagua”, basado en el libro de
Volodia Teitelboim. Se esperaba que saliera a la venta el 11 de septiembre de
1973, fecha en que terminó ocurriendo el golpe de Estado contra el gobierno de
Salvador Allende. Durante este acontecimiento Ángel fue detenido y llevado al Estadio
Nacional. Posteriormente fue llevado al campo de prisioneros Chacabuco, ubicado
a unos 100 km de la ciudad de Antofagasta, en el norte del país. Durante su
estadía en esa prisión, Ángel organizó algunas actividades culturales, parte de
las cuales fueron registradas de manera clandestina e incluidas posteriormente
en el disco “Chacabuco”. El reconocido cantautor fue liberado en
febrero de 1974, iniciando su exilio en México y posteriormente en Francia,
donde residió hasta su fallecimiento.
Su
regreso a Santiago se produjo en mayo de 1989, cuando registró en el Teatro
Teletón el disco “Ángel Parra en Chile”,
publicado por el sello Alerce. Además de canciones propias como Valparaíso
en la noche, Te ofrezco mi mano, El poeta frente al mar y La
libertad, Ángel dejó registradas sus versiones de Me gustan los estudiantes, Arauco
tiene una pena, Volver a los diecisiete (todas ellas de Violeta) y Te
recuerdo, Amanda, de Víctor Jara. Otro disco importante de esta época
es “Antología de la canción revolucionaria”, que contiene Pequeña
serenata diurna, de Silvio Rodríguez, Si somos americanos, de
Rolando Alarcón, y Vientos del pueblo, de Víctor Jara, entre otros aciertos del
repertorio seleccionado. En 1999
participó de “El último recital” dado
por Atahualpa Yupanqui. El concierto
celebrado el 8 de febrero de 1992 en Volkshaus Theater, Zürich, Suiza, contó
con la participación del artista chileno en varias canciones, como Taita
Atahualpa, En el Tolima (Yupanqui – Parra) y Preguntitas sobre Dios (Yupanqui).
Por su parte “Corazón de los Andes” (2001) es un excelente álbum con canciones
propias y de otros autores, cuya singularidad reside en que todas las canciones
incluyen en su título la palabra “corazón”: Corazón de bandido (Críspulo
Gándara), Fallaste, corazón (Cuco Sánchez), Adiós, corazón amante (popular
chilena) y Corazón maldito (Violeta Parra) son algunas de las obras
incluidas. Por esos años Warner Music Chile publicó algunos materiales del
artista como una interesante Antología con
dieciocho temas grabados en diferentes etapas de su vida.
En
2004 Ángel grabó su homenaje al poeta Pablo
Neruda (con quien había trabajado en el disco “Arte de pájaros” en 1966)
musicalizando once poemas del recordado vate chileno. Entre ellos podemos citar
Desnuda,
Para mi corazón, Cuerpo de mujer, Niña morena y ágil (los dos últimos
en versiones diferentes a las realizadas por Víctor Heredia en 1974) y Te
quiero solo, con música de Violeta Parra. El CD se titula “Sólo el amor (Ángel Parra canta a Pablo
Neruda)”. En 2006 publicó el libro “Violeta se fue a los cielos” (Editorial
Catalonia), conteniendo un CD con quince versiones de temas de su madre, como Qué
dirá el Santo Padre, Gracias a la vida, Paloma ausente y Porque
los pobres no tienen. Este libro sirvió como base para el guion de la
película del mismo nombre dirigida por Andrés Wood y protagonizada por
Francisca Gavilán.
Los
últimos discos de Ángel Parra están dedicados a diferentes personalidades: “De fiesta con Georges Brassens” (2007)
está dedicado a dicho cantautor francés (1921 – 1981) incluyéndose versiones en
español de La mala reputación y Marinette, además de creaciones
propias. “En tiempos del Tío Roberto” (2009)
recrea un amplio repertorio que va desde La pobre loca (C. Gándara) y Allá
en la pampa argentina (popular chilena) hasta la cueca recortada Por
pasármelo tomando, de Violeta Parra. “Ángel Parra chante Paco Ibáñez” (2011) brinda al amplio público
amante de la poesía dieciséis títulos de obras musicalizadas por el celebrado
músico español. El lagarto está llorando (F. García Lorca), La
poesía es un arma cargada de futuro (Gabriel Celaya) y Andaluces
de Jaén (Miguel Hernández) son parte vital de este disco. Finalmente, “Mi primer tango en París” (2014) es la
obra en la que Parra abreva del género rioplatense que recorrió el mundo. Lo
hace a través de celebradas obras como Los mareados, Melodía de arrabal, Muñeca
brava y Mano a mano, todas ellas grabadas junto al cuarteto de
guitarras Diapasón Porteño. El recuerdo de Ángel Parra quedará presente no sólo
en más de cincuenta obras discográficas que son un excelente testimonio de su
pasión y talento, sino también en el sentir de quienes le han conocido
personalmente y han compartido con él escenarios y vivencias en América y
Europa. ¡Hasta siempre, querido Ángel Parra!
[1] Joan Jara: “Víctor Jara, un canto (no)
truncado”. Ediciones Lar, Concepción, Chile, 1988
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