Afiche del Homenaje al Nuevo Cancionero en Godoy Cruz. Mendoza
El 11 de febrero de 1963 en el Círculo de Periodistas de Mendoza, Tito Francia, Juan Carlos Sedero, Oscar Matus, Armando Tejada Gómez, Pedro Horacio Tusoli, Mercedes Sosa y Víctor Nieto, dieron a conocer el Manifiesto de fundación del Movimiento del Nuevo Cancionero. En él se daba a conocer la intención de crear obras literarias y musicales que superaran las tendencias más comerciales para adentrarse en el espíritu del hombre y la mujer nuevos, con su verdadero sentir, en un contexto de proyección latinoamericano.
La cantante Mercedes Sosa, radicada en Mendoza junto a su marido Oscar Matus, recordaba en el año 2003: "Estaba deslumbrada por tanta gente creativa. cultísima y buena. (...) Todo era pensamiento y creatividad, y alegría de vivir. Se hacía y se soñaba." 1
Más adelante, refiriéndose a la presentación del Nuevo Cancionero, evocaba: "El lugar estaba colmado por intelectuales, artistas, gente de la farándula, pero había ciertas ausencias notorias de algunos que tomaron lo nuestro como una cosa política. Y se equivocaban, porque lo nuestro pasaba totalmente por lo artístico." 2
En nuestro país adhirieron a esta corriente César Isella, exintegrante de Los Fronterizos, Víctor Heredia, Ramón Ayala, Horacio Guarany, Marian Farías Gómez, el Cuarteto Zupay y Hamlet Lima Quintana, entre muchos otros artistas.
La importancia del Nuevo Cancionero residió en aportar contenidos superadores de la tradicional canción de amor o a la que describía ideales paisajes, lejos del conflicto y la alegría humanos. Al camino emprendido mucho tiempo antes por Atahualpa Yupanqui y Buenaventura Luna se sumaron creadores más jóvenes con ansias de reflejar sus realidades de una manera diferente. En algunos casos el devenir político no fue ajeno a las canciones, por lo cual otros artistas prefirieron el camino tradicional de la música de raíz folklórica. Por otra parte. el Nuevo Cancionero se vinculó con movimientos similares, surgidos desde la raíz de cada pueblo, como la Nueva Canción Chilena o la Nueva Trova cubana.
Manifiesto del Nuevo Cancionero
La búsqueda de una música nacional de contenido
popular, ha sido y es uno de los más
caros objetivos del pueblo argentino. Sus artistas, desde los albores de una
expresión popular propia han intentado, con distinta suerte, incorporar la
diversidad de géneros y manifestaciones de que disponían a su sensibilidad con
el propósito de cantar al país todo.
Ya Carlos Gardel, en los inicios de los modernos medios de
difusión, incursionó como autor e intérprete tanto en el género nativo, donde
empezó su relevancia, como en el género típico ciudadano, que encontró en el
tango su forma más completa de expresión. Otros géneros, populares entonces, como
el vals, la polka, etc., no resultaron tan eficientes para traducir el modo de
ser y sentir de las amplias capas populares del país creciente.
En la búsqueda de su expresión, el artista popular adoptó y
recreó los ritmos y melodías que, por su contenido y su forma, se adaptan más
totalmente al gusto y los sentimientos del pueblo. Esa interrelación entre el
artista creador y el pueblo destinatario de sus obras, dio nacimiento al tango
que, penetrado de la circunstancia viva de las masas, sería desde entonces la
canción popular por definición, dada la preeminencia que en lo cultural,
político, social y económico tendría, también desde entonces, Buenos Aires
sobre el resto del país. La deformación geosociológica que este hecho político
provocó en todos los órdenes de la vida del país, debía alcanzar también a la música
nacional de inspiración popular.
Se relega al interior, hombre, paisaje y circunstancia
histórica, y el país acentúa su fachada portuaria, unilateral, y por lo tanto,
muchas veces epidérmica. Porque durante muchas décadas el país fue eso: un
rostro sin alma, aunque el tango, con su palpitante crónica dolorosa (Contursi,
Flores, De Caro, Los Caló, Discépolo, Manzi y tantos otros fácilmente
identificados) reclamará desde sus noches insomnes por el cercenamiento del
espíritu nacional y por la amputación feroz del país total.
Es que el tango, merced a su buen suerte, ya había caído del
ángel popular a las manos de los mercaderes y era divisa fuerte para la
exportación turística. Fue entonces cuando lo condenaron a repetirse a sí mismo
hasta estereotipar un país de tarjeta postal, farolito mediante, ajeno a la
sangre y el destino de su gente.
Entonces, se perpetró la división artificial y asfixiante
entre el cancionero popular ciudadano y el cancionero popular nativo de raíz
folklórica. Oscuros intereses han alimentado, hasta la hostilidad, esta
división que se hace más acentuada en nuestros días, llevando a autores,
intérpretes y público a un antagonismo estéril, creando un falso dilema y
escamoteando la cuestión principal que ahora está planteada con más fuerza que
nunca; la búsqueda de una música nacional de raíz popular, que exprese al país
en su totalidad humana y regional. No por vía de un género único, que sería
absurdo, sino por la concurrencia de sus variadas manifestaciones, mientras más
formas de expresión tenga un arte, más rica será la sensibilidad del pueblo al
que va dirigido
No hay pues, para el hombre argentino, un dilema entre tango
y folklore, música ciudadana o música regional, tipismo o nativismo. El dilema
real del hombre argentino es, en este plano de sus intereses, o desarrollo
vital de su propia expresión popular y nacional en la diversidad de su formas y
géneros, o estancamientos infecundo ante la invasión de las formas decadentes y
descompuestas de los híbridos foráneos. Hay país para todo el cancionero. Sólo
falta integrar un cancionero para todo el país.
Una toma de
conciencia: el auge de la música nativa
En estos momentos, Buenos Aires y el país todo, asisten a un
poderoso resurgimiento de la música popular nativa, que ha motivado la
inquietud por interpretar este fenómeno. Hay quienes se inclinan por considerar
este resurgimiento como una moda, a la manera de tantas que suelen asolar a la
gran capital cosmopolita, puerto de
todos los puertos. Pero un ceñido análisis de nuestra realidad, no puede menos que
alejarnos de ese supuesto. Nosotros afirmamos que este resurgimiento de la
música popular nativa, no es un hecho circunstancial, sino una toma de conciencia del pueblo
argentino.
En lo que respecta a Buenos Aires, apuntamos este hecho:
debido al auge industrial que se inicia a raíz de la Segunda Guerra Mundial, la
capital, recibió el aporte masivo de inmensos contingentes humanos del interior
del país. Ellos traían junto a la esperanza de una vida mejor en la gran
ciudad, sus raídas guitarras y la magia de sus paisajes natales. A la postre,
serían el mercado que exigiría cada día más música nacional nativa y que
terminarían por imponer al hombre y la mujer porteños, un gusto y una pasión
inquietante por este inmenso y abismal país continente. Todo el país comenzó a
verse a sí mismo en el cancionero, sospechando que a sus espaldas, un mundo
cautivante y desconocido se había puesto
en movimiento.
El auge de la música folklórica es un signo de la madurez
que el argentino ha logrado en el conocimiento del país real. Son los primeros
síntomas masivos de una actitud cultural diferente; ni desprecio ni olvido. El
país existe. El pueblo del interior ha realizado ya la tercera fundación de
Buenos Aires, esta vez desde adentro. La
conciencia de ese ser en el país es irreversible y sus implicancias más profundas
de las que el cancionero nativo es sólo su forma más visible, informarán y
conformarán en adelante su destino histórico. Pero este descubrimiento de la
tierra, esta valoración cultural nueva que intentamos desentrañar, debe ser
ampliada y profundizada, so pena de que se pierda en el tráfago de los intereses
creados y paralizantes. Si para muchos este hecho resulta una distracción o un
espectáculo en ir más allá de sus apetencias
inmediatas, el artista creador con vocación nacional y raigambre popular, debe
burlar esta trampa.
Que no le escamoteen ni al artista ni a su pueblo, esta toma
de conciencia, es lo que se propone el NUEVO CANCIONERO.
Raíces del Nuevo
Cancionero
Hasta el advenimiento de Buenaventura Luna y Atahualpa
Yupanqui, el cancionero nativo se mantuvo en la etapa de formas estrictamente
tradicionalistas y recopilativas. Se vertía el tema tal cual había sido hallado:
en su versión primaria con pocos y esporádicos aportes creadores que, casi sin
excepción, se esforzaban por respetar el canon tradicional.
De este celo por las formas originarias y puras,
sobrevendrán luego los vicios que quieren hacer del cancionero popular nativo, un solemne cadáver.
En su tiempo, cuando lo principal era la difusión de la
canción nativa, este estilo y este concepto, tuvo una innegable justificación y
esa labor de tantos abnegados cultores y difusores de la canción vernácula, nos
merece un alto respeto. Entonces, el cancionero carecía de un sitio hondo y
visible en la sensibilidad de amplios sectores del país; era natural y lógica
la insistencia en mostrarlo tal cual era o había sido su origen. Pero fue la
fijación en ese estado lo que degeneró en un folklorismo de tarjeta postal cuyos remanentes aún
padecemos, sin vida ni vigencia para el hombre que construía el país y
modificaba día a día su realidad.
Es con Buenaventura Luna, en lo literario y con Atahualpa
Yupanqui, en lo literario musical, con quienes se inicia un empuje renovador
que amplía su contenido sin resentir la raíz autóctona. A ese hallazgo se
sumará luego el aporte de músicos, poetas e intérpretes de las nuevas
generaciones que, urgidos por desarrollar esa veta de la sensibilidad popular,
han protagonizado el resurgimiento actual. Tanto Luna, como Yupanqui, surgen de las dos regiones más
ricas en expresiones musicales: el Norte y Cuyo. Estos, sin ser los únicos, son
los más representativos precursores por la calidad y la extensión de sus obras
y en su vocación de expresar renovadamente la canción popular nativa señala su
origen el NUEVO CANCIONERO
¿Qué es el Nuevo
Cancionero?
EL NUEVO CANCIONERO es un movimiento literario-musical,
dentro del ámbito de la música popular argentina. No nace por o como oposición
a ninguna manifestación artística popular, sino como consecuencia del
desarrollo estético y cultural del pueblo y es su intención defender y
profundizar ese desarrollo. Intentará asimilar todas las formas modernas de expresión
que ponderen y amplíen la música popular y es su propósito defender la plena
libertad de expresión y de creación de los artistas argentinos. Aspira a
renovar, en forma y contenido, nuestra música, para adecuarla al ser y el
sentir del país de hoy. EL NUEVO CANCIONERO no desdeña las expresiones
tradicionales o de fuente folklórica de la música popular nativa, por el
contrario, se inspira en ellas y crea a partir de su contenido, pero no para
hurtar del tesoro del pueblo, sino para
devolver a ese patrimonio, el tributo creador de las nuevas generaciones.
¿Qué se propone el
Nuevo Cancionero?
El NUEVO CANCIONERO se propone buscar en la riqueza creadora
de los autores e intérpretes argentinos, la integración de la música popular en
la diversidad de las expresiones regionales del país.
Quiere aplicar la conciencia nacional del pueblo, mediante
nuevas y mejores obras que lo expresen. Busca y promueve la participación de la
música típica popular y popular nativa en las demás artes populares: el cine,
la danza, el teatro, etc., en una misma inquietud creadora que contenga el
pueblo, su circunstancia histórica y su paisaje. En este sentido, adhiere a la
inquietud del Nuevo Cine, como también a todo intento de renovación que intente
testimoniar y expresar por el arte
nuestra apasionante realidad sin concesiones ni deformaciones
Rechaza a todo regionalismo cerrado y busca expresar al país
todo en la amplia gama de sus formas musicales. Se propone depurar de convencionalismos y
tabúes tradicionalistas a ultranza, el patrimonio musical tanto de origen
folklórico como típico popular.
Alentará la necesidad de crear permanentemente formas y
procedimientos interpretativos, así como obras de genuina identidad con el país de hoy, que enriquezcan
la sensibilidad y la cultura de nuestro pueblo.
Desechará, rechazará
y denunciará al público, mediante el análisis esclarecido en cada caso, toda
producción burda y subalterna que, con
finalidad mercantil, intente encarecer tanto la inteligencia como la moral de
nuestro pueblo.
EL NUEVO CANCIONERO acoge en sus principios a todos los
artistas identificados con sus anhelos de valorar, profundizar, crear y
desarrollar el arte popular y en ese sentido buscará la comunicación, el
diálogo y el intercambio con todos los artistas y movimientos similares del
resto de América.
Apoyará y estimulará el espíritu crítico en peñas, y
organizaciones culturales dedicadas a la difusión de nuestro acervo, para que
el culto por lo nuestro deje de ser una mera distracción y se canalice en una comprensión
seria y respetuosa de nuestro pasado y nuestro presente, mediante el estudio y
el diálogo formativo de nuestras juventudes.
EL NUEVO CANCIONERO luchará por convertir la presente adhesión
del pueblo argentino hacia su canto nacional, en un valor cultural inalienable
Afirma que el arte, como la vida, debe estar en permanente
transformación y por eso, busca integrar el cancionero popular al desarrollo
creador del pueblo todo para acompañarlo en su destino, expresando sus sueños,
sus alegrías, sus luchas y sus
esperanzas
TITO FRANCIA - OSCAR MATUS -
ARMANDO TEJADA GOMEZ - MERCEDES SOSA
VICTOR GABRIEL NIETO - MARTIN OCHOA - DAVID CABALLERO - HORACIO TUSOLI
PERLA BARTA - CHANGO
LEAL - GRACIELA LUCERO - CLIDE VILLEGAS
EMILIO CROSETTI
- EDUARDO ARAGÓN.
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Citas bibliográficas:
1 "Mercedes Sosa, la Negra", Mercedes Sosa y Rodolfo Braceli, Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 2003, pág.93
2 Op. cit. pág. 95
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