lunes, 1 de mayo de 2017

Violeta Parra en la Feria del Libro de Buenos Aires

Bajo el auspicio del Centro Cultural Matta (Embajada de Chile en Argentina) quedó inaugurada en la 43° Feria Internacional del Libro de Buenos Aires el “Espacio Homenaje a Violeta Parra” en celebración de los 100 años de la recordada artista. El primer evento ha sido un conversatorio protagonizado por Patricio Manns y Micaela Navarrete.





Violeta Parra: Poesía y voz
Feria Internacional del Libro de Buenos Aires
Predio Ferial de Palermo
Ciudad Autónoma de Buenos Aires
Argentina
Domingo 30 de abril de 2017

“Les damos la más cordial bienvenida, especialmente al pueblo hermano de Chile, que en la jornada de hoy celebra su día en la Feria del Libro y, por supuesto, a todos y cada uno de ustedes que se acercan a compartir esta actividad con nosotros. Queremos destacar especialmente que nos acompaña el Sr. Embajador de Chile en la República Argentina, Su Excelencia José Antonio Viera Gallo, la Agregada Cultural de Chile en nuestro país, la Sra. María José Fontesilla. Nos acompaña la Sra. Patricia Díaz, Jefa del Departamento de Extensión de la Biblioteca Nacional de Chile y curadora de esta exposición “Violeta Parra: Yo canto la diferencia. Poesía y Voz”. También nos acompaña la Sra. Marina Sánchez, productora del documental “Violeta, más viva que nunca”. Queremos comentarles y agradecer que la muestra se ha hecho posible gracias al aporte y colaboración de la Dirección de Biblioteca, Archivos y Museos de Chile  (DIBAM), del Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile, el Consejo Nacional de Cultura y las Artes de Chile, la Embajada de Chile en la República Argentina, el Centro Cultural Matta, Fundación El Libro y también un agradecimiento particular a las empresas chilenas en Argentina ENAP, Sipetrol, CCU Argentina.”




“En primer lugar vamos a dar paso a un Conversatorio entre el señor Patricio Mannsdestacado cantautor chileno, y la señora Micaela Navarrete” (aplausos). “La señora Navarrete es historiadora, fundadora del Archivo de Oralidad de la Biblioteca Nacional de Chile. A ellos les cedemos la palabra”

Micaela: “Brevemente quiero decir que nos imaginábamos cómo iba a salir esto, pero esto va a ser como un encuentro de payadores, un diálogo, un contrapunto. Espero que amistoso.” (risas) “Yo quiero decir que represento a la Biblioteca Nacional de Chile, que es donde hace cerca de 30 años nos propusimos la tarea de recoger los saberes orales. Que en una Biblioteca Nacional que tenía más de seis millones de libros también estuviera esta otra biblioteca. Que teníamos que empezar a recoger los saberes orales que están en la memoria de la gente, de nuestros abuelos, de nuestros mayores, de nuestra gente sencilla, que mueren y se llevan esos saberes. Nos propusimos salir a hacer esas lecturas y, por supuesto, como siempre la música de fondo que teníamos para esta ilusión era l trabajo que había hecho Violeta Parra. Ni más ni menos que recorrer Chile, ir a encuentros donde había rezadoras, cantoras de velorios de angelitos, cantoras de fiestas, tonadas, velorios, bautizos, casamientos. Y también los poetas populares, que son los que escriben en décimas, que son los cantores a lo divinoque en Chile llamamos cantores a lo poeta.



“Nuestra Violeta, con una humildad chiquita, recorrió Chile prestando oído a este patrimonio, a estos saberes que estaban ahí. Ella no los inventó: ella prestó oídos, prestó corazón, prestó sus ojos para recoger esos saberes y dejarlos… Ella decía: ‘tengo como 600 canciones grabadas´. Me encantaría ese archivo. Era ir dejando para que la gente lo conozca. Sobre todo para que nosotros lo valoremos. Porque siempre da la impresión de que los saberes de la gente sencilla tienen una menor categoría de los saberes de quienes fuimos a la escuela. Hoy día cuando se nos dice, se nos insiste en que la cultura la obtenemos solamente de leer, de la lectura del libro, lo que no es malo, o de los medios tecnológicos de hoy día, estamos  sencillamente, de plano, discriminando a las personas que no leen o que no ven. Porque todavía en nuestros pueblos hay gente que no lee (tal vez porque no le da la gana leer, y tiene todo el derecho). Sin embargo tienen esos saberes en su memoria. Entonces, esos saberes tienen también el mismo valor de los que pudimos ir a la escuela, o ir a la Universidad. Ese era el propósito de Violeta: darle categoría a esos saberes que están en poder, sobre todo, de nuestros abuelos, que son los “libros” que se van y que no “leemos”…”

Patricio: “Buenas tardes. Yo creo que algunos piensan que hablar de Violeta Parra es hablar de una mujer con un charango o una guitarra en circunstancias en que, yo creo, es como hablar de un continente. Es mucho más complejo. Es mucho más exploratorio. Me toca a veces hablar de Violeta dado que fuimos muy cercanos en la época en que nos encontramos, que fue muy breve (3 o 4 años). Yo tuve la ocasión de verla en acción. En general la gente quiere saber cosas de la cantora o de la cantante, o de la cantatriz, de la compositora. Pero Violeta tenía otros aspectos de su vida que eran tan importantes como su función artística, con relación al público. De hecho, su extraordinaria mordacidad para investigar el origen de muchas canciones que estaban perdidas en los campos de—yo diría—América Latina. Imagínense que Atahualpa Yupanqui va a Cuba, se mete a la sierra y descubre una canción que se llama Drume, drume, negritoque se hizo famosa en el mundo entero. Los cubanos, que llevan millones de años ahí, no la habían descubierto. Hasta que Atahualpa se metió con una grabadora y la encontró. Eso le pasaba a Violeta: andaba siempre con su grabadora y lo que ella quería era encontrar la perla rara, la canción maravillosa, y de hecho encontró muchas. Algunas le trajeron problemas. Celos también, porque en esto de la investigación, y cuando al mismo tiempo tú ejerces el oficio de cantor, te queda siempre la duda si tus canciones provienen del campo y las hiciste tuyas, como le pasó a Violeta, por ejemplo, con el Casamiento de negros. Luego la  grabó firmándola como autora. Margot Loyola, su comadre, le dijo: ‘no, esta canción yo la encontré en San Fabián de Alico.’ (donde había nacido Violeta). La encontró allí y era exactamente igual a la versión que hace Violeta Parra, acusándola de plagio. No hay que olvidar que esta canción tuvo una particular recepción en el extranjero. De hecho, hay un gran director de orquesta de música popular americano [Les Baxter] la grabó y le hizo unos arreglos como de cumbia pero era Casamiento de negros de Violeta Parra. Margot Loyola sostenía que Violeta Parra no había escrito esa canción. Ese es un tema para discutir toda la vida, no hay cómo probarlo. Y a veces nos pasa a nosotros también. ‘Esa canción tuya viene de tal parte’. No es posible que no sea así, todo está relacionado, acuérdate que son siete notas. Son siete acordes primarios que uno trabaja en 20, 30, 100 canciones en las que utilizando siete notas. Y todo el mundo que quiere hacer una canción hace lo mismo. No es azaroso que muchas veces las frases se parezcan, que tengan una cierta relación, sin constituir necesariamente un plagio”.



“Cuando digo que Violeta tenía una vida muy interesante al margen de su figura pública como cantante, como compositora. Yo recuerdo haber participado—en razón de una casualidad—haciendo giras de Arica a Magallanes con René Largo Farías y su “Chile ríe y canta”. Nos sentábamos juntos y ella me enseñaba cosas en el charango, en el cuatro venezolano. Nos pasábamos así toda la noche y ninguno de los dos dormía. Eran [viajes] en bus, a veces en avión. Le extraje todo lo que pude a ella, ‘arrinconándola contra la pared’ para que me contara cosas. Donde cabía todo tipo de respuestas. Para acercarse a Violeta había que romper varias murallas. Una vez que cruzabas esos muros Violeta te elegía como amigo. Y a veces más que amigo. Ella aparentaba mucha dureza de trato. No es que ante cada situación ella cantara Gracias a la vida. Cuando bailaba cueca lo hacía como una niña de 15 años. Se echaba el pelo para adelante y bailaba así, encogidita, con un pañuelo chiquito. En la vida real tenía una voz tremebunda, hablaba puros garabatos [malas palabras]. Le decíamos ´la carretonera´ porque en Chile existió en una época un oficio, el de carretonero, que tenía las peores condiciones del mundo. Se fornicaba a lo carretonero, se bebía a lo carretonero, se trabajaba como carretonero, en fin, se hacía todo como carretonero. Y Violeta Parra todo lo que hacía era ‘a lo carretonero’. Algunos de nosotros sospechábamos eso. En la vida real hablaba como carretonero. Y a mí me gustaba mucho eso. Tenía verbo, tenía gracia para eso. Y no se detenía ante nada. Ella sabía más garabatos que yo, lo que es bien difícil.”

“A veces me mostraba lo que hacía en el autobús, de un lado al otro de Chile. También hicimos giras por el extranjero. Fuimos a Moscú para el 50° Aniversario de la Revolución de Octubre. Desfilamos por calles llenas de rusos por todos lados, con una botella de vodka en el bolsillo, frente al Kremlin y la jerarquía soviética de la época para celebrar con los rusos tomando vodka. Fue tremebundo, a las doce del día, era maravilloso, pasamos frente al mausoleo de Lenin, que está en la Plaza Roja, con sus guardias marchando afuera. Y todas estas cosas le merecían a ella pensamientos: ‘¿Tú te das cuenta en dónde estamos, y qué estamos haciendo acá?’ ‘Estamos viviendo la historia’. ‘Sí’, le decía yo. Su lenguaje era muy abstracto para desarrollar una conversación en esas condiciones. No estábamos en condiciones de filosofar mucho.”

“A veces estábamos en el norte de Chile. Se instalaba un camión y cantábamos en la parte de atrás del camión, para hacer un escenario fácil. Después bajábamos a tomar una chichita o ese tipo de cosas y de repente se acerca un tipo de la zona, con una llama de dos metros, con la cabeza levantada y todo eso. Entonces le dice: ‘señora Violeta Parra: le regalo esta llama’. Y la Violeta lo quedó mirando. La llama era mucho más grande que ella. Dice: ´no sé qué se hace con ella’. Le dice: ‘Hola, llama, ¿cómo estái?’ y se le acerca. La llama se le queda mirando y de repente ¡sput!, le largó un gargajo en el ojo. Las llamas escupen cuando se sienten indefensas. Así que recibió un gargajo que le tapó todo el ojo. No sé qué pasó con el animal, si se lo llevó a Santiago o si lo dejó allí.”



“Les voy a contar ahora una historia más próxima. Estábamos en la casa de Ángel Parra, su hijo. Había una cita todos los domingos allí. No le bastaba vernos toda la semana cantando. Nos juntábamos en casa de Ángel con Víctor Jara, Rolando Alarcón, los Inti-Illimani, Quilapayún, Isabel. Y la Violeta llegaba siempre llorando, con el charango colgado del cuello. Generalmente eran decepciones amorosas. Y nos dice: ‘paren de chupar y paren de comer.’ Toma el charango y canta Corazón malditoSe da la circunstancia de que yo vendré a cantar al Teatro Colón junto a otros artistas (Fito Páez y Soledad Pastorutti, entre otros) y a mí me toca cantar Corazón maldito, siendo uno de los 3 o 4 chilenos que primero la conoció. Yo no suelo cantar canciones de otros, salvo algunos boleros mexicanos. Pero esta vez cantaré tres canciones de Violeta Parra: Corazón maldito, Gracias a la vida La lavandera. Voy a ver qué puedo hacer en esas canciones. Qué coincidencia que hace 50 años atrás conocí esa canción de primera fuente el día en que fue escrita. Y 50 años después me llevan al Colón de Buenos Aires para cantarla. Y estoy pensando cómo la voy a cantar, qué voy a decir. Porque es un desafío grande.”
“A mí me gustaría que esto no fuera sólo un monólogo. Pregunten todas las cosas que quieren saber de ella. Abramos el Conversatorio, que es mucho más agradable”.

Micaela: Me gustaría saber si las personas que están acá tienen un conocimiento más cercano, sobre todo los argentinos, sobre Violeta Parra. No es un examen, sólo saber cuánto nos queremos. Así como nosotros queremos a la Mercedes Sosa”.
“Quiero que el Director Institucional de la Fundación El Libro, que hace esta gran Feria y que nos impulsó como nadie a que celebráramos aquí los 100 años de la Violeta nos hable sobre ella”

Oche Califa: “Primero digo una cosa cortita: con Chile cada vez nos llevamos mejor coordinando lo que tenemos que hacer en esta Feria tanto con la delegación local, con Rodrigo, con María José, como con quienes están en Santiago; los resultados son palpables, visibles. Yo los entusiasmé para que hicieran esto porque yo soy un fan de Violeta Parra. Es muy difícil decir algo sobre Violea Parra. En principio, es un ejemplo extraordinario del misterio humano, que es el talento individual. Quién hizo a esta mujer, de dónde salió. Había una familia de artistas pero popular, muy humilde. Y surge esa cosa que Yupanqui decía: ‘brota de la tierra’. Violeta Parra brotó de la tierra. ¿Qué representó en Argentina? Un enorme momento fijo, sobre todo en algunos casos como Gracias a la vidael que jugó un papel fundamental Mercedes Sosa. Y eso fue algo más que ella, porque fue Patricio Manns y sus canciones, fue Ángel Parra, fue Víctor Jaraes Víctor Jara y es Violeta Parra, y es Patricio y todo el país de los dos Pablos, de Gabriela, de [Guillermo] Teillier, de Gonzalo Rojas. Todo eso es Chile, con quien tenemos la suerte de tener una Cordillera que nos une, porque la compartimos. Gracias”.



Carla Giannini: “Buenas tardes. Quería dar una data solamente. Yo estuve un tiempo en General Pico, lugar donde estuvo Violeta, cantando en la Peña del Alero. Me encontré con una mujer que era esposa de un diplomático que me dijo: ‘te quiero invitar a mi casa para mostrarte algo’. Fui a su casa y me abrió una cajita, donde tenía unas máscaras hechas por Violeta con cartas donde le agradecía, unas cartas hermosas…”



Micaela: “Cuando dice Patricio que hay muchas Violetas en muchos aspectos, esta exposición es como un pequeño aspecto, centrado en el cancionero y el canto de Violeta, pero a ella uno la puede abordar y tener un acercamiento desde muchos aspectos. A mí el que siempre me gusta recalcar es la ilusión que tuvo, obviamente apoyada y aupada por Nicanor, para salir a buscar por los campos esos saberes. Y ella reconoce que aprende de esos dones. Cuando Patricio dice que no sabe si escribió la Violeta el Casamiento de negros yo pienso que no: ella reprodujo lo que ella aprendía de la gente. Porque la verdad que en Chile mismo hay muchas versiones de Casamiento de negros , que encontramos también en toda América y desde Quevedo ya estaba la poesía. Creo que no tenía problemas ella en ser autora de algo, la gracia de ella es que le puso su voz para que la gente lo conociera a todo ese cancionero que llego con nuestros conquistadores de América. Alfonso Carrizo recogió muchísimo cancionero argentino y uno puede verlo: están muchas de las canciones  que recogía Violeta y que cantan hasta el día de hoy nuestras cantoras. Nosotras trabajamos ahora con una investigadora en Concepción. Permanentemente está trabajando con cantoras campesinas e incluso la maravilla es que algunas de esas viejitas se acuerdan de la Violeta Parra. No creo que a la Violeta le importara aparecer ella como autora, sino que era ella la voz  que  podía acercarnos a ese repertorio. Y el cancionero se puede remontar a España y también al mundo árabe. Va a salir una publicación sobre los 100 años [de Violeta] en Santiago donde un historiador muestra que hay canciones que vienen rodando desde a invasión árabe a España.  Porque el cancionero es así: se modifica. Si a la cantora la falta una sílaba la agrega de su cosecha. Aunque también la cantora componga. Lo que quiero defender en ella es que no había un afán de querer ser autora. Mucha gente dice: ‘esa canción es de la Violeta Parra’, sea o no sea. Sabemos que sí hay muchas canciones de ella; ella repite muchos cantos a lo divino de los cantores, pero también muchos los compuso ella. Porque ella aprendió y supo reproducir y crear a partir de lo que iba aprendiendo.”




Aurora:  “Mi nombre es Aurora, soy poeta chilena residente acá hace 30 años. Como se ha estado hablando mucho de la oralidad me gustaría ahora que habláramos del estatus literario de Violeta. Me parece que podríamos ‘escarbar’ un poquito más ahí.”

Patricio: “Lo que resulta interesante de Violeta es que, de repente, ella canta, habla y piensa cantando como una campesina chilena, semianalfabeta, en medio de la pobreza, metida en los cerros, y de repente Violeta salta con unas metáforas de una jerarquía notable en sus canciones con mucha relación con la filosofía sobre el tiempo. Yo, que hago poesía, reconozco que ella hacía poesía elegante,  de un gran nivel. A veces superior a su hermano. Nicanor es más pied-à-terre, habla en el lenguaje de la calle, Violeta se pegaba unas despegadas del suelo y empezaba de repente a hablar filosofando. Tan frágil como un segundo es una gran metáfora, por poner un ejemplo.”

Micaela: “Yo quería agregar que, para mí, Violeta es una tremenda poeta. Incluso aunque hable como la mujer campesina o utilice palabras de gente que nos parezca alejada de lo académico. La maravilla de su libro “Décimas” es que con su tremendo nivel literario siguió usando las metáforas apegadas al lenguaje castizo, incluso usa palabras que son arcaicas pero son mucho más allegadas a una buena literatura que las que usamos nosotros hoy día. Para mí es una gran poesía. Yo siempre digo: ‘por favor léanse con calma a la Violeta’. Las frases hermosas que hace,  como en un octosílabo ella remueve el mundo, remueve sentimientos.”

Aurora: “Justamente eso iba con la pregunta, porque ella tiene algo telúrico, y de repente, sin querer, nos quedamos más con lo otro, pero me parece que su obra poética posee más profundidad.”

Micaela: “Por lo menos en Chile, no sé acá, el término folklore se ha convertido en algo pintoresco.  Cuando nos agarran a nuestra Violeta y la meten en esta vaina, no es la Violeta. La Violeta es una poeta, es una filósofa, es terriblemente tierna en sus versos. En lo cotidiano pudo haber sido ruda pero era tan dulce. Sus canciones te emocionan. Hay que sacarla de esa caricatura que es el “folklore” porque es mucho más que eso. Yo quiero contarle a Aurora que esto no es casualidad que esté en el corazón de la literatura de América Latina, como en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires. No es casualidad. La Violeta está aquí por conversaciones con Angelito, su nieto, hay que recolocar a la Violeta donde corresponde: el lugar que celebra las letras, la literatura, la poesía. Así lo pensamos con Andrés, por eso está acá, desde su lado de literata.
“Muchas gracias. Les agradezco que me hayan invitado a mí. Si algún día van a Chile los invito a ir a la Biblioteca Nacional, donde tenemos muchas ‘Violetitas’, que son tan sabias también ellas. Muchas gracias y me alegro de que estén tan cerca del corazón de Violeta.”




“Vamos a invitar ahora al Sr. Embajador de Chile, Su Excelencia José Antonio Viera Gallo a que nos dirija unas palabras”.


Sr. Viera Gallo: “En primer lugar quiero agradecer a la Feria Internacional del Libro por esta gran oportunidad de que Violeta Parra esté aquí, reconociendo su enorme valor literario y artístico. Quiero agradecer a Micaela Navarrete, obviamente a Patricio Manns la charla que hemos tenido, y todos tenemos algún recuerdo, no tan intenso, pero sí de joven. Mi señora María Teresa y yo íbamos a su Carpa de La Reina a escucharla. Éramos jóvenes en esa época, y esa carpa era como el símbolo de su vida: de su compromiso social, de los amores bastante desgarrados, casi al final del término de su vida. Era la época en que también comenzaba la Nueva Canción Chilena, todos sabemos esa historia. Después, como parlamentario, me tocó ver la rivalidad entre San Fabián de Alico y San Carlos, pues este municipio también se atribuye el nacimiento de Violeta Parra. Ella es hija de la cultura de Ñuble. Ella es hija de esa tierra, hija del rigor y también de su enorme talento. Ha tenido una dimensión universal, es una dimensión que ha llegado a todas partes. Es un orgullo para Chile que exista una mujer como ella, y me llega a la mente la Defensa que su hermano Nicanor hace de ella, sobre todo ahora a sus cien años:”

¿Por qué no te levantas de la tumba

A cantar

           a bailar

                        a navegar

en tu guitarra?



Cántame una canción inolvidable
…………………………………………………..
Álzate en cuerpo y alma del sepulcro
Y haz estallar las piedras con tu voz.

“Lo que está haciendo el país es levantando de nuevo el sepulcro a Violeta, a pesar de que ella nunca ha muerto en nuestros corazones. Muchas gracias.”
(Aplausos).



“Muchas gracias, Sr. Embajador. Vamos a invitar a que haga uso de la palabra la Sra. Patricia Díaz, Jefa del Departamento de Extensión de la Biblioteca Nacional de Chile y curadora de esta Exposición  “Violeta Parra: Yo canto la diferencia. Poesía y Voz”.

Sra. Patricia: “Muchas gracias.  Muy buenas tardes a todos. Un placer infinito de estar acá en este lugar maravilloso de la literatura, no solamente de Argentina sino de América. Tomándose un pequeño espacio Violeta Parra se tomaba con mucha fuerza, con mucho dinamismo, con una fuerza volcánica todos los espacios, como se ha dicho acá. Ella en poco tiempo trabajó en muchas disciplinas, apenas 15 años. A sus 35 años comenzó a descubrir todo aquel mundo, como señalaba Micaela. No sabía que ella misma era una cultura. Ella estaba cantando normalmente canciones de otros, incluso españolas, y ganándose la vida como una cantante, incluso  en circos, que eran los recintos de recreación y culturales, hasta que se da cuenta y va abandonando muchos ‘ropajes’, y uno de esos es el de la cultura tradicional.es el impulso para convertirse en la poeta y en la intelectual. Entonces con la Biblioteca Nacional quisimos hacer  esta exposición, un fragmento de la que tenemos en Santiago. Lo que quisimos es hacer justicia con Violeta como poeta, no sólo como una poeta que canta, sino como una intelectual de América Latina, junto con Gabriela Mistral. Ustedes tienen grandes personajes como Jorge Luis Borges, a María Elena Walsh. Nuestra Violeta es una artista múltiple: cerámica, pintura, arpillera, muchos mundos. Pero el de la poesía es una poesía que canta. Por eso es que la exposición es organizada. Por eso es importante escucharla. No es sólo poesía, Últimamente se habla mucho del descubrimiento de Violeta Parra como poeta. Ya Gastón Soublette, un gran académico que aun está vivo, que está cerca de [cumplir] 100 años y sigue inquietando con su pensamiento en la Universidad Católica de Chile, ya en los años 50 descubrió a esa poeta, que es una poeta que canta. Por lo tanto es una música. Y hay un aspecto de Violeta que es la Violeta música – guitarrista. Cuando ella descubre a través de Isaías Angulo el guitarrón, ese instrumento tan chileno, que tiene muchas cuerdas y ahí, por lo tanto, encuentra un sonido. Así como en un momento los brasileños descubren el sonido de los tambores del afroamericano que vivían en las favelas en los años 50  y ese ritmo de tambores lo insertan en la guitarra y surge la bossa nova. Algo parecido pasaba también a través de la guitarra. Entonces va descubriendo los ritmos que ella toma del mundo mapuche, algunos tambores prohibidos, todo lo que era oscuro, muy de abajo, Violeta lo vuelve a reconsiderar en su propia obra. En 1957 Violeta grabó un disco para Odeon de Composiciones para Guitarra, incluso con algunas obras para danza. Hay una obra para danza de Violeta que no ha sido terminada, soñaba con quién hacerla, dura 19 minutos. Algunos piensan que la escribió al final, pero lo hizo en 1958, dedicándola a Gilbert [Favre]. Es anterior a todas estas canciones que conocemos es guitarra clásica y contemporánea, que recién ahora los guitarristas de América la están intepretando. Desde la mujer, que nos cuesta tanto darnos a conocer, ella fue comenzando de a poco. Pero hay mucha personalidad en su obra. Comienza a musicalizar a algunos poetas: a su amigo Gonzalo Rojas, a Pablo Neruda…”




“Esta exposición está pensada en el arte de trovar. Ella hace uso, como bien decía Micaela, de todo un mundo ancestral, del romance, de esa poesía que se quedó en esta parte de América Latina. Se siguió cantando con cantigas muy antiguas, medievales, y se vuelca al guitarrón, que se ve en las cuecas y en las tonadas. Entonces ella con ese mundo, ese imaginario tan potente comienza a crear esta poesía cantada. En el arte de trovar del siglo XI y XII existen dos vertientes importantes. Una de ellas es el sirventés, poética cantada que es exclusivamente para expresar el descontento, el malestar. Hoy en día diríamos canción política. Eso es lo que ella toma. De aquella trova provenzal también abrevaron artistas como Jacques Brel, Georges Bressan, Joan Manuel Serrat, Raimon. Y Violeta aparece en esa sintonía. Y luego están las canciones amorosas que se llamaron así: chanson, cançó, canción, llevan la poesía cantada de los trovadores exclusivamente para el amor. Y Violeta se diferencia de muchos cantautores latinoamericanos en que el amor es tremendamente importante. Muchas canciones sociales están permanentemente vigentes por la injusticia social, están hablando de los grandes problemas todo el tiempo, pero a Violeta, cuando habla del amor , creo que muy pocos la alcanzan. Ella habla desde el corazón, desde el sentimiento de la poesía sublime. Ahí es donde se encuentra con que es una poeta, no es la folklorista, no es aquella que está haciendo canciones  de amor porque hay que tener lástima, sino que ella habla desde sí, desde su universo estético, y desde allí que se la puede considerar entre los grandes poetas. La industria cultural como que rebaja a la poesía cantada. Incluso no es de extrañarse que exista mucha poesía musicalizada de Benedetti, de Neruda, de nuestra Gabriela Mistral, pero porque están en sintonía. Recuerden que en el siglo XVI se escinde la poesía declamada de la música. Se le quita como cierto rango, como que el que canta es popular y tiene otro valor. Lo que quisimos hacer en la selección de algunos fragmentos de la gran obra de Violeta es poner a la Violeta poeta—ahí están sus textos—y a la poeta que canta—ahí está su música. Patricio decía en un artículo que yo le leí que no se debe separar la música de la poesía: es un divorcio. Sería un divorcio si se hace eso. La canción se compone de esas dos almas y es lo que hace Violeta Parra: una genialidad extraordinaria. Así que las versiones que hemos puesto hay canciones políticas, sociales, que están en versiones de diferentes artistas. Tenemos, por supuesto, a Mercedes Sosa, a quien le debemos tanto. En el año 1971 grabó ese disco maravilloso, “Homenaje a Violeta Parra” que le abrió las puertas a todo un mundo de la industria musical. Mercedes Sosa es la voz de América. Está Mercedes Sosa, está Quilapayún, evidentemente, con esas versiones maravillosas, como hay gente más joven como Anita Tijoux, Chancho en Piedra, también está Jorge Drexler, Daniel Viglietti también. Todos en sintonía con la obra de Violeta pero desde su mirada musical. Entonces podemos hacerla como rock, reggae, música clásica, desde la tradición, porque efectivamente es una música universal.  Y le pusimos parte de su manifiesto Yo canto la diferencia porque es a la chillaneja su canción:

Yo canto la diferencia
que hay de lo cierto a lo falso.
De lo contrario no canto.

“Ella hace énfasis en eso. Entonces nos vuelve a decir Miren como sonríen los políticos (no todos). Lo dice en los ’60 y tiene vigencia hoy. Nos está hablando de los estudiantes: Me gustan los estudiantes. ¿Quién ha producido la revolución de los estudiantes? ¿Quién derribó al ministro recientemente? Y la Violeta: me gustan los estudiantes. Arriba quemando el sol. Arauco tiene una penasigue teniendo una pena el pueblo mapuche. Entonces Violeta Parra. Yo canto la diferencia. Poesía y voz. Seguimos escuchando a la Violeta porque nos sigue cantando. Muchas gracias”.
(Aplausos)




Agradecemos especialmente la colaboración del Centro Cultural Matta (Embajada de Chile en Argentina)

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