Rara avis en su país, el chileno Mauricio
Redolés se considera poeta antes que músico. Su primera visita a la Argentina
incluyó conversatorios , una entrevista abierta, talleres de poesía y dos
recitales acompañado por la Banda “La Shica y Shao”
Recital de Mauricio Redolés
Espacio Cultural Dínamo
Sarmiento 3096
Ciudad Autónoma de Buenos Aires
Argentina
Sábado 28 de marzo de 2015
Mauricio Redolés regresó a Santiago de Chile en 1985,
tras diez años de obligado exilio. Su interés por la narrativa se manifestó
desde muy joven, pero fue en reclusión (había sido detenido después del golpe de
Estado de 1973 por su pertenencia a las Juventudes
Comunistas) cuando comenzó a escribir poemas y canciones. Su retorno al
capitalino barrio Yungay y la formación
de su banda Son Ellos Mismos marcan
el comienzo de una nueva época para Redolés. A partir de la publicación del
casete “Bello barrio” (sello Alerce)
comienza a convertirse en un artista de culto. Eran los últimos años del Canto Nuevo, el movimiento que agrupaba
a los trovadores de entonces, en resistencia a la dictadura, y los primeros del
movimiento punk chileno. La propuesta de Redolés iba por otros carriles, aunque
había puntos de contacto entre ambas vertientes poético-musicales. La segunda
producción en Chile es “Química (de la
lucha de clases)”,que afianza la presencia del músico y poeta en el
imaginario popular. Prácticamente ignorado por los grandes medios, Redolés se
consolida con su arte poético: su habla santiaguina y popular posee un importante valor, la sinceridad. La
consagración se da a través del disco “¿Quién
mató a Gaete?” (Sony Music, 1996), título de una de sus canciones más
reconocidas. Dos de sus obras posteriores, “Cachái,
Reolé?” (2009) y “One, two, tres
cuatro” (2013) son galardonadas con el Premio a las Artes Nacionales “Altazor”.
La primera visita de Mauricio Redolés a la Argentina ha sido
gestionada por la Asociación de Artistas Chilenos en Buenos Aires. En esta
ciudad, el singular artista ha realizado talleres de poesía y dos recitales
musicales acompañado de Esteban Cruz (bajo)
y Juan Ortega (acordeón), integrantes
de la Banda “La Shica y Shao”. Los
tres entran al escenario ataviados al estilo de los grupos mexicanos, con
chaquetas coloridas, gafas de sol y sombreros. El primero de los temas que
podemos escuchar se titula Nada, una peculiar crónica policial
en versos de Carlos Pezoa Véliz con música de Redolés. Le sigue un tema propio
más oscuro e inquietante, Triste funcionario policial, más
conocido por su frase “¿qué será de mi
torturador?”. Una desafiante ironía que parece querer exorcizar el horror
vivido tras las rejas. El triste recuerdo de esos días se va disipando a través
de la bellísima Canción pa’la más chiquitita de todas. Apenas la voz y un
sencillo acompañamiento bastan para conmover profundamente desde sus versos a
la vez sencillos y sublimes.
Mauricio Redolés
El pegadizo Blues de Santiago manifiesta
el eclecticismo de Redolés. Toma un estilo musical estadounidense a la vez que
fustiga a los imperialistas: “Este blues
me emparenta al chicano y al cubano” es uno de los versos de esta inspirada
canción. Marcando ocupao (una forma chilena de decir “no me presta
atención”) es un blues acuecado muy
bien logrado: a su divertida letra se le suma el talento de los músicos en
afirmar los climas narrativos del cantautor. El mismo ritmo musical se afianza
en Recabarren
Blues, en homenaje al líder comunista Luis Emilio Recabarren.
Juan Ortega
El espejo es una canción con
aire de bolero que da cuenta de la influencia del universo musical mexicano en
Mauricio Redolés. En su último disco, el artista agradece a las empleadas
domésticas que trabajaron en su casa y en el barrio cuando él era pequeño, quienes
“programaron para siempre en las mañanas estaciones de radio chilenas que
tocaban indefectiblemente música mexicana”. Química (de la lucha de clases) es
una alegoría a las luchas estudiantiles chilenas. Una de sus frases más
recordadas es “prefiero el caos a esta realidad tan charcha” (mala).En esta ocasión, el artista lo dedica al joven
estudiante y militante Claudio Paredes
Tapia, muerto en enero de 1988 en Villa Portales. Por su parte, Los
tangolpiando (¿Cuándo llegará el socialismo?) es un tema de largo
aliento, que alterna música y relatos cuya crudeza se suaviza con el especial
humor de Redolés. La pareja de viejitos que protagoniza esta canción traza un
interesante panorama desde los 70 hasta nuestros días.
Esteban Cruz
Promediando el recital, las rancheras y otras músicas del
repertorio tex – mex (texano – mexicano) se van alternando con canciones
propias como Ferrocarriles clandestinos chilenos, que ironiza sobre los
bandidos chilenos que operan en otros países. El monstruo evidencia una
búsqueda poética más profunda, mientras que la música es un aire de refalosa que evoca el arte de Violeta
Parra. Del país azteca podemos disfrutar los temas tradicionales Anselma
y Ay, te dejo en San Antonio. A través de ellos Juan Ortega
permite apreciar sus dotes vocales, además de su depurado estilo musical en el
acordeón.
Hacia el final otro blues, el extravagante Nutrias
en abril, con una alusión musical a La cumparsita (Gerardo
Matos Rodríguez, Pascual Contursi y Enrique Maroni) . Como bises, dos grandes
éxitos de Mauricio Redolés: Eh, rica, alabanza a la mujer
santiaguina y la divertida ¿Quién mató a Gaete?, cuya jerga
bien chilena forma parte del interés lírico de la canción.
Sitio oficial del
artista:
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