martes, 15 de enero de 2019

Novedad discográfica: Carrasco 2

Conocido popularmente como el histórico director del grupo Quilapayún, Eduardo Carrasco muestra una faceta diferente en su segundo disco solista.



"Carrasco 2"
Eduardo Carrasco
Discos Macondo 
Plaza Independencia
PICD 510808
Santiago de Chile, 2018

Eduardo Carrasco Pirard, nacido en julio de 1940 en Santiago de Chile, es músico, compositor, poeta, escritor, docente y filósofo. Comenzó sus estudios en 1959 en la Universidad Católica de Santiago; en 1965 se sumó al grupo musical que estaban formando su hermano Julio y su amigo Julio Numhauser. El grupo adoptó el nombre Quilapayún ("Tres barbudos" en idioma mapudungún) y fue Eduardo Carrasco el único de los miembros fundadores que permaneció en el conjunto. Combinó sus estudios de música y filosofía en la Universidad de Chile, aunque esta última disciplina la retomará varios años después. 

La vida artística y personal de Carrasco está íntimamente ligada al acontecer cultural y político de los años iniciales con Quilapayún: la militancia en las Juventudes Comunistas de Chile (JJ.CC.), las primeras giras por Europa, el éxito de la Cantata Santa María de Iquique, de Luis Advis, y el triunfo de la Unidad Popular que llevó a la presidencia a Salvador Allende en 1970. Tres años después, cuando el grupo se encontraba en Francia para brindar un concierto en el Teatro Olympia, acontece el golpe de Estado que termina con la "vía chilena al socialismo". Tal como lo recuerda el propio artista, Chile perdía a quienes simbolizaban la política, la poesía y la música: Salvador Allende, Pablo Neruda y Víctor Jara. Comenzaba el horror en el país andino y poco después se extendería a la vecina Argentina.

Durante la primera etapa de su exilio en Francia, Quilapayún volvió a grabar los títulos más resonantes de su etapa chilena, como El pueblo unido jamás será vencido, Nuestro cobre y Venceremos, entre muchos otros. Hacia finales de los 70 sus miembros experimentan el alejamiento de la política partidaria y surge una nueva filosofía expresada en la canción Luz negra:

Yo quiero savia y amor de poesía
y lucho en el poema y en la tierra,
mi combate es luz y fuego en la vendimia
de la revolución y las estrellas.
Y busco mi país donde los hombres
se asignen el deber de la sonrisa
y busquen en el mar de lo invisible
la última razón en esta vida.

A mediados de los años 80 Carrasco regresó a Chile a ejercer su profesión: docente universitario de filosofía, iniciando una nueva etapa en su vida. De todas maneras nunca estuvo muy alejado de la música: en enero de 1989 participa en los recitales brindados el Teatro California de Santiago junto a Quilapayún, tras 15 años de forzada ausencia. Su primer disco en calidad de solista se tituló sencillamente "Carrasco" y fue editado por EMI en 1996. Su estilo irreverente e irónico, pero también profundo y amoroso pasó desapercibido entre el público y los críticos. Tras la crisis  experimentada por la mayoría de los miembros originales de Quilapayún con el director general, Rodolfo Parada, el conjunto se rearma en Chile y Carrasco vuelve a asumir la dirección en 2003. El disco "El reencuentro" abre esta nueva etapa para el grupo, rescatando viejos temas y ofreciendo al público otros fonogramas con nuevas canciones. 

El trabajo colectivo de estos últimos años, sumado a la poderosa savia de los integrantes más jóvenes, ha fructificado en  nuevas composiciones. Carrasco ha asumido el desafío de presentar su segundo disco solista siendo consciente de que se trata de un material muy diferente al que están acostumbrados a escuchar los seguidores de Quilapayún: "Lanzo este nuevo disco al mar de la indiferencia, convencido de que no faltarán los que lo aprecien". Entre humilde y provocador, el artista se despoja de ataduras y es sencillamente fiel a sí mismo. El arte de carátula, sobrio, en un blanco y negro apenas matizado por algún detalle en rojo, es apenas una sencilla coraza que esconde un valioso tesoro en su interior.

En este trabajo colaboran miembros de Inti-Illimani Histórico (Fernando Julio en cuerdas y voces, además de la música de varios temas y la producción musical), Camilo Salinas (pianos y teclados), Danilo Donoso (baterías y percusiones), Horacio Salinas (guitarra) así como también integrantes de Quilapayún: Ismael Oddó (voces) y Ricardo Venegas (voces). Como artistas invitados colaboran Misha Celis (pre-producción musical y teclados), Federico Dannemann (guitarra eléctrica), Agustín Moya (saxo), Matías Astudillo (guitarra eléctrica) y Manuela Carrasco (voces). 

Abre el disco La luz de la luna, a dúo con su hija Manuela. El recuento de cada detalle que percibe el protagonista de la historia se transforma en una valiosa apreciación implícita en el estribillo de la canción. La cumbia de lo que fue nos presenta una temática frecuente en las obras de Carrasco: el desapego por lo pasado, con cierta ironía a medida que transcurren los versos de la poesía. Así como Víctor Jara unió en su disco "La población" sus dos pasiones, el teatro y la música, Carrasco mixtura sabiamente su propia introspección con el sentido lírico y musical que tan bien ha reflejado en el vasto repertorio de Quilapayún. Lo que a primera escucha pueda resultar alejado, como hemos dicho, de las canciones de aquel grupo, quizás sea sólo una ilusión. La voz cascada de Carrasco quizás no alcance los primeros puestos de algún ranking de éxitos musicales, pero su valía reside en la sinceridad, la autenticidad de su mensaje y el modo nada improvisado con el que el artista plasma cada canción. 

Guajira chilena rememora, de alguna manera, aquellos primeros éxitos en los 60, basados en la admiración por los protagonistas de la Revolución Cubana. Rompiendo esquemas y convencionalismos, Carrasco vuelve a cantarnos su propia verdad, sin imposiciones y con un acertado marco musical. La rebeldía o la irreverencia que están implícitas en buena parte del repertorio bien podrían formar parte de las canciones de un grupo o solista de rock. Pero Carrasco es Carrasco, un personaje típicamente chileno y que como buen filósofo pone en duda cualquier afirmación. El fascinante ejercicio llevado a cabo por el artista interpela al oyente (o auditor, como dicen en Chile) quien a su vez reconstruye el mensaje desde su propia introspección.

Yo canto desafinado
pero canto mi canción
con todos los sentimientos
que agitan mi corazón

Yo canto una sola nota,
a lo máximo son dos,
pero es mi vida completa
lo que se escucha en mi voz

No me escuchen si no quieren,
no me pongan atención, 
la porquería que canto
es pura imaginación

Así comienza Yo canto desafinado, una canción que juguetea entre la autocrítica y la diversión. La música, que oscila entre aires de rap y de rock, es un valioso aporte al desarrollo de esta interesante lírica. Tal vez aporta una visión más "seria" y quizás melancólica pero no menos interesante en esta búsqueda filosófica:

Tal vez la vida sigue,
tal vez sólo un momento,
tal vez todo es eterno
o sólo un pensamiento.

Camilo Salinas aporta un refinado acompañamiento en piano que marca el clima entre bohemio y solemne. Deca-densa comienza con un temperamento reflexivo que vira rápidamente en una humorística interpelación a diferentes personajes. Cada uno de ellos, representando sendos rasgos de autoridad a lo largo de la historia, cae en la picota a través de filosas acusaciones muy bien conjugadas líricamente. 

Inmóvil es otro buen ejemplo de ironía y rebeldía en un recuento de diferentes ciudades chilenas. Y  otra historia divertida ha sido plasmada en Meneses, un "maestro chasquilla" (el que se da maña para arreglar todo) algo peculiar. El clima poético se acentúa con riquísimos arreglos musicales a cargo de los músicos invitados. 

Yo no soy católico, enunciado en un país con un elevado porcentaje de profesantes de esta fe, no es tan sólo una provocación (algo que Carrasco parece disfrutar plenamente) sino también un sincero recuento de las propias convicciones del artista. El tema que cierra el disco (que promedia los 40 minutos, como los antiguos discos de vinilo) comienza con aires de bolero y se titula El amor es un puñal. Al sentir personal de este cronista, se trata de una de las canciones más bonitas y profundas de un disco que vale la pena escuchar atentamente. La expectativa por esta obra ha quedado ampliamente superada y nos permite afirmar que sería muy conveniente la reedición del primer disco de Carrasco.

El CD ha sido editado sólo en Chile, pero puede escucharse gratuitamente en la plataforma Spotify, haciendo click aquí.

Agradecimento especial a
Silvia Majul
Prensa y producción

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