Al cumplirse un nuevo aniversario del nacimiento de Mercedes Sosa, ofrecemos a los lectores la entrevista realizada por el periodista Juan Antonio Pola en La Habana, año 1974.
Mercedes Sosa
A veces un cantante que posee
calidad en la voz, musicalidad y bello timbre no logra traspasar la barrera que
se interpone entre el público e intérprete, al carecer de ese factor esencial
que en el arte se llama Comunicación.
Si lo logra, ese hilo invisible le ofrece una fuerza creativa poderosa que lo
eleva a regiones de sensibilidad extrema. Esto lo pudimos constatar en esa
extraordinaria intérprete de la canción folclórica latinoamericana que se llama
Mercedes Sosa.
En su
voz, la canción militante adquiere inflexiones de rebeldía que, en un instante
justo, se puede transformar en ternura cuando, en otras, la letra y la música
lo reclaman. Por ello la folclorista argentina trasciende con su canto las
fronteras de América para mostrar al mundo nuestros anhelos y esperanzas.
Mercedes
Sosa nació en Tucumán, Argentina. Comenzó a cantar profesionalmente en 1950,
ganando un concurso en Radio
Independencia, emisora de su provincia. Pero es en 1961, al grabar un disco
no comercial, cuando su arte ya evolucionado de lo tradicional a lo
testimonial, comienza a expresar su rescate de los ritmos latinoamericanos. Por
aquella época ya formaba parte del movimiento “Nuevo Cancionero” argentino que
iba en consecución de la revalorización de la música americana, integrado por
otros cantores, compositores y poetas.
--Antes
cantaba boleros, pero siempre me ha “tirado” la música de mi país, la
folclórica—aseveró la cantante en una entrevista de prensa.
Sus
actividades como intérprete de la canción folclórica la han llevado a numerosos
países: Uruguay, Chile, Paraguay, Perú, Venezuela, México, Estados Unidos, RDA,
Francia, Portugal, España, Italia, Polonia, Unión Soviética. Participó con
éxito de los Festivales de L’Humanité,
periódico del Partido Comunista Francés y en el Congreso Mundial de la Paz en Moscú. Son numerosos
los premios que ha obtenido en su larga carrera, entre ellos se destacan el Martín Fierro de la televisión
argentina, el premio SADAIC, Monumento a
la Bandera ,
el Limón de Oro…
El primer
encuentro y sus actividades
en Cuba
Fue en la Casa de las Américas, con
motivo de una filmación que el ICAIC realizó a la cantante. Allí, en una
atmósfera plena de creación—resultado de ese hermoso pájaro escondido en su
voz—se escucharon también las voces de Pablo Milanés, Silvio Rodríguez, Carlos
Puebla, Omara Portuondo, Elena Burke…la nueva y la tradicional trova que le
rendía homenaje.
Después
su actuación para los obreros de la fábrica de tabacos H. Upman, donde canto y trabajo se dieron la mano. Sobre la
actividad, una obrera tabacalera dijo:
--Nos ha
emocionado su actuación, la forma en que nos ha hecho conocer las luchas y las
aspiraciones de los obreros de su país.
De su
recital en santiago de Cuba la folclorista, brillándole sus ojos, agregó:
--Allí
me sentí muy emocionada, el público de pie me ovacionó largamente.
Mercedes
Sosa posee una vitalidad extraordinaria: lo demostraron sus funciones en la Casa de las Américas y en el
teatro “Amadeo Roldán”, interpretando un extenso repertorio: Zamba para no morir, Al Jardín de la República , Si se calla
el cantor, Gracias a la vida, Canción por el fusil y la flor, Hermano dame tu
mano… siempre acompañada por su guitarra en perfecto acople musical.
--Santiago
Alberto Bértiz es mi guitarra y mi coro—agregaba la cantante.
Yo no vengo a un
país más
--Desde
hace muchos años deseaba visitar a Cuba—nos decía Mercedes en su habitación del
Habana Riviera--.Para todo
militante, para todo izquierdista, Cuba significa mucho. Yo lo dije en
Santiago: “Yo no vengo a un país más”.Esto es un sueño largamente acariciado.
Estas
palabras nos recuerdan las que había dicho anteriormente, cuando arribó al
aeropuerto:
--Solamente
porque se trataba de Cuba he salido de mi patria en estos momentos difíciles en
que tantos compañeros han sido asesinados por la CIA. También a mí me han
amenazado de muerte—agregaba en el hotel.
Le
preguntamos por sus últimas actividades en la Argentina :
--Han
sido casi todas en el interior de mi país. El año pasado fueron muchas las
realizadas, algunas en Buenos Aires. Pero Buenos Aires no representa todo, mi
patria es muy grande. Fíjese si es así que usted puede estar viajando todo el
año sin necesidad de actuar en la Capital
Federal. Pero yo necesito estar en contacto con el público
del interior, darle a conocer mis cantos--, y agrega:--También fui a
Norteamérica, México, Venezuela, Perú…Al regreso realicé una filmación para la
televisión de Baden-Baden, Alemania Federal, donde anteriormente había ofrecido
recitales. La filmación se realizó con la participación de obreros de mi
provincia, Tucumán, con cañeros, en escuelas, por los cerros.
Sobre la
radio y televisión de su país, nos dice:
--Las
canciones políticas, algunas, están vedadas. Por ejemplo, ellos pasan Gracias a la vida, de Violeta Parra,
pero no Que vivan los estudiantes, de
la misma compositora. A pesar de ello nosotros, los integrantes de la Nueva Canción argentina, hemos
crecido y el pueblo nos apoya y solicita nuestras canciones. No vaya a creer
que las emisoras nos perjudican al no pasar estas canciones, en realidad ellos
nos necesitan porque hemos creado esa necesidad.
De su
actividad con el resto de los integrantes de la Nueva Canción argentina,
agrega:
--Realmente
coincidimos poco. Y es porque no tenemos un gobierno que nos apoye. No es como
ustedes, aquí en Cuba, donde la Nueva Trova
se reúne y canta. A nosotros nos es difícil hacerlo. De ahí se desprende,
compañero, que me sienta tan sola, estoy prácticamente sola.
¿Para quién usted canta, Mercedes Sosa?
--Yo canto para el pueblo. Estimo que la misión de
todo cantante es cantar para su pueblo. Para despertar conciencia. Yo veo que
si una canción aviva esos sentimientos, cumple su misión. Por eso yo canto para
el pueblo.
Revista Bohemia No. 44, Noviembre de 1974
Publicado en el libro Entrevistas. Temas relacionados con la cultura, de Juan Antonio
Pola. Editorial Pablo de la
Torriente , 1990, Ciudad de La Habana (Cuba)
Fotografía: Baldrich / Casa de las Américas, 1974
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