lunes, 19 de agosto de 2013

Víctor Heredia: la vigencia de un trovador

 
 

VÍCTOR HEREDIA PRESENTA “ALGÚN DÍA”

TEATRO COLONIAL

Avenida Mitre 141

AVELLANEDA (Buenos Aires)

Sábado 17 de agosto de 2013

 
Víctor Heredia comenzó a ser conocido artísticamente a partir de su consagración como Revelación Juvenil en Cosquín, 1967. Muy joven, Víctor se relacionó con importantes personalidades de la cultura argentina como Mercedes Sosa, Atahualpa Yupanqui y Armando Tejada Gómez. Su canción El viejo Matías, que da título a su tercer disco, de 1970, es la que le brindará la mayor popularidad. Sin embargo, parece alcanzar su madurez interpretativa en su siguiente disco, De dónde soy, publicado un año después. El recordado crítico Miguel Ángel Merellano así lo afirmaba: “…esta evolución no es gratuita ni caprichosa, sino el resultado de su dedicación al trabajo, de su maduración como ser humano, lógica en un hombre que no se preocupa solamente de él mismo sino que, observando la realidad circundante, la capitaliza para beneficio de sus pares”. (1) Es precisamente ésta una de las claves para la vigencia de la obra de Heredia a más de cuarenta años de sus inicios artísticos.
 
Esta noche asistimos a la segunda presentación en Buenos Aires del nuevo disco Algún día, tras el exitoso concierto de abril en el Teatro Ópera. Con cuidada producción, sobrevuela en esta obra el tema de la melancolía. Quizás por esta razón las nuevas canciones se alternan con obras muy conocidas por el público. El recital comienza con Los ojos del Che, inspirada en los ideales de los años 60 y 70 que parecen comenzar a cristalizarse en América Latina de manera diferente a la soñada en aquella época. Cenizas de ayer, con aires tangueros, es una poética muestra de honda nostalgia muy al estilo de Heredia, ayudada por grandes arreglos de Panchi Quesada. Novicia, grabada en 2001 junto al gran Chico Buarque, es una de las creaciones de Víctor que denotan su preocupación por los males actuales: en este caso la prostitución infantil. Esta noche está dedicada a su amiga y colega Mercedes Sosa, con quien la grabara para su último álbum, Cantora.
De los vibrantes y esperanzadores años 80 llega Ahora, imagínalo, coreada por toda la audiencia:
Cómo será nuestro futuro,
 me he preguntado una vez más
 mirando el turbio desayuno
 que siempre tomo al despertar.
 
 E imaginé que será hermoso
 como un niño al caminar,
 como una flor que despereza
 su color en libertad.
 
Ahora vuelve a sumir a Víctor en la melancolía, con tiernos acordes de guitarra en una peculiar canción de amor. Tal como sucediera con las canciones anteriores, se alternan temas nuevos con viejos éxitos, como integrando dos caras de una misma moneda, quizás intentando exorcizar la pena de los tiempos actuales. Por ello llega Nada sé de la muerte (1983):
 
Nada sé de la muerte,
 me interesa la vida,
 aunque a veces me roce
 con su mano tendida
 la parábola extraña
 de una hoja caída.
 
A toda batería comienza Vuela conmigo, una de las nuevas canciones que parece reflejar una mirada más optimista: El anhelo nunca es viejo / cuando corre hacia el mañana (…) Cabe afirmar que el sonido de sala no ha sido el mejor, sobre todo en la primera parte del espectáculo, ya que a pesar de la poderosa voz de Víctor era difícil seguir la letra de algunas canciones.
Ricky Zielinski
 
 
La veleta de Armando, dedicada al citado poeta Tejada Gómez, es un lindo homenaje al pensamiento político del vate. Víctor aprovecha un intermedio instrumental para presentar a los músicos. Lo acompañan viejos compañeros de ruta: Raúl “Babú” Cerviño (dirección musical, piano y teclados), Ricky Zielinski (bajo), Panchi Quesada (guitarras, arreglos) y Gustavo López (batería).
Babú Cerviño
 
 
Una de las primeras sorpresas de la noche es la presentación de Daniela Heredia, inmortalizada en la popular canción Dulce Daniela (1983). En esta ocasión brindará dos canciones. La primera, a dúo con su papá, es la hermosa Bailando con tu sombra (Alelí), cantada con profundo sentimiento y cuidados recursos vocales. La segunda es una obra de la propia Daniela, titulada Mil otoños, en la que sólo el acompañamiento de una guitarra enmarca su linda voz.
 
 
 
Daniela Heredia
 
Daniela y Víctor Heredia
 
Un aire de zamba titulado Parte del cielo “debiera haber estado en el nuevo CD” según nos cuenta Víctor. Gabino Fernández, el nuevo integrante de su banda (saxo, guitarra, teclados y voz) lo acompaña en teclados y canto, mientras bailan los hermanos Koki y Pajarín Saavedra junto a una talentosa dama presentada como Marta.
 
Para interpretar la siguiente canción, la aclamada Razón de vivir, Heredia convoca a Luciana Jury, cantante bonaerense nacida en los 70, quien con histriónicos recursos y una voz quebrada que evoca las particularidades del cante flamenco, brinda una personalísima versión junto a Víctor. Posteriormente, acompañándose con guitarra, Luciana nos brinda una obra de Gabo Ferro titulada Tu amor es como el hambre. El desgarro del canto no deja de recordar a la famosa Chavela Vargas, en una interpretación intensa, profunda.
Luciana Jury
 
Un segmento dedicado a los grandes éxitos de Víctor comienza con Aquellos soldaditos de plomo, perteneciente al disco del mismo nombre. Con esta obra, Víctor transitó una época de nuevas esperanzas y realizaciones, compartiendo escenario con grandes artistas. Tras la emotiva interpretación, el público canta entusiasmado Ojos de cielo, luciéndose Gabino Fernández en el acompañamiento con saxo. Por su parte, el poema de  Atahualpa Yupanqui El adiós, creado en 1962, alcanzó su condición de canción gracias al talento de Víctor. Forma parte del CD “Yo tengo tantos hermanos”, creación colectiva para la cual grandes personalidades pusieron música a poemas hasta entonces inéditos del recordado compositor.  Sin pausa entre temas, comienza una hermosa recreación del tema Bebe en mi cántaro, creado en 1975 con la colaboración de Gustavo Beytelmann.  Los arreglos originales para orquesta son recreados fielmente por el grupo, para permitir una potente interpretación junto a Víctor.
 
 
 
 
La fiesta terminó, tema introspectivo que se había barajado como posible título del disco es definido por Víctor como “una bella canción de amor”. Algún día… también nos brinda reflexiones que intentan dejar atrás los tiempos difíciles en busca de nuevas esperanzas. A pedido del numeroso público presente, Heredia brinda una selección de sus temas más populares: la bellísima Veinte mil años patria, perteneciente a la cantata Taki Ongoy (1986), Informe de la situación, compuesta e interpretada casi clandestinamente en los años duros de dictadura y Sobreviviendo, esta última con algunos cambios en su letra:
Tengo cierta memoria que me lastima,
 y no puedo olvidarme lo de Malvinas.
…………………………………………………………..
Tengo la carne joven, roja la sangre,
 la dentadura buena y un sueño urgente.
 Quiero la vida de mi simiente.
 
Víctor y su grupo
 
Como brillante cierre, con el público enfervorizado, el canto compartido se plasma en Todavía cantamos, el “himno” de una generación que se levantó esperanzada a construir la concreción de nuevos sueños.
 
 
Nota:
(1)     Lámina interna del CD “De dónde soy” (Microfón C-11125) Publicado en 1992
 
Producción general: Adrián Serantoni
Enlaces:
 
 
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario