domingo, 16 de diciembre de 2012

Luis Carlos Saboya, el tiple en un fructífero cruce de caminos

 
 
 
 
 
 
 
Por José Perilla
Radio Nacional de Colombia

Fotos: Hugo Rodríguez V.
 
 
 
Las aproximaciones a las músicas tradicionales y populares que se han dado en el contexto colombiano, discursivas o textuales, han retomado en diferentes momentos la idea de un supuesto conflicto entre lo “académico” y lo “popular”, sin tener en cuenta que el encuentro de una y otra faceta del que-hacer musical, ha generado algunos de los mayores aportes creativos de la historia musical colombiana.

La discusión de corte “nacionalista”, en torno a lo que es o no inherente al terruño, se expresa por ejemplo en el hecho de que aún en la actualidad la denominación “música colombiana” se asocie de inmediato con bambucos y pasillos y estos a su vez con la zona central o andina del territorio colombiano. Esta noción limitada y esquemática no solo niega, por ejemplo, el amplio desarrollo de estos géneros en el Caribe colombiano, sino que además, desde el debate generado cien años atrás de nuestros días, con Emilio Murillo y Guillermo Uribe Holguín a la cabeza de los bandos en disputa, ha querido siempre trazar una frontera entre “clásico/universalista” y “popular/local” que en la práctica de los músicos difícilmente puede ser establecida con rigor.

Luis Antonio Calvo, Adolfo Mejía, José Rozo Contreras, Oriol Rangel, Ruth Marulanda, Gentil Montaña, Teresa Gómez, Luis Fernando León, Luis Eduardo Aguilar, Germán Darío Pérez, Mauricio Lozano, Fabián Forero, son entre una lista indeterminada de músicos, figuras visibles del fructífero e indisoluble encuentro entre lo académico y lo popular. A la lista se siguen sumando jóvenes músicos como es el caso de Luis Carlos Saboya (Tunja, 1980), y sus dos hermanos, Diego y Daniel, integrantes del trío instrumental “Palos y Cuerdas”.

 

Trío Palos y Cuerdas





Desde los 7 años de edad, Luis Carlos Saboya fue inscrito en la Academia Superior de Música de Tunja, para desarrollar durante toda la adolescencia estudios enfocados en la llamada música clásica. A la par, por iniciativa de su padre Ernesto, llegaron a la casa, en su orden, la guitarra para Daniel, el tiple que acogió Luis Carlos y la bandola para Diego. Un aprendizaje autodidacta del instrumento se dio de manera paralela a los estudios formales y si bien Luis Carlos en principio percibió los caminos separadamente, el encuentro generado en el Conservatorio de la Universidad Nacional a partir de su vínculo como estudiante en 1999, ha sido fundamental en su ascendente carrera.

En el Conservatorio, Luis Carlos se encontró con músicos pedagogos como el chelista y bandolista Julio Roberto Zambrano, integrante en el pasado de la “Estudiantina Bochica”; el flautista Jaime Moreno quien integró el “Nocturnal Colombiano” de Oriol Rangel; el saxofonista Luis Eduardo Aguilar, integrante de la extinta Banda Nacional, y contertulio del bandolista Fernando León y el guitarrista Gentil Montaña, partícipe por tanto, como tiplista, en la influyente experimentación que se dio por parte de ese trío durante la década de 1980, para generar el conjunto de “Suites” que 15 años más tarde, en 2003, publicó el trío “Palos y Cuerdas” con la asesoría directa de Gentil, su compositor.

Este trabajo se sumó a las experiencias que “Palos y Cuerdas” tuvo al final de la década de 1990, con la asesoría de Fernando León, músico educado en el Conservatorio bajo la égida del compositor Blas Emilio Atehortúa. Arreglista de gran cuantía, “El Chino” León, no solo perteneció también a la “Estudiantina Bochica”, sino que a su vez, como integrante del “Trío Joyel” y director de “Nogal Orquesta de Cuerdas”, generó una nueva escuela interpretativa y de arreglos, de la que se tuvo notables resultados como el cuarteto “Cuatro Palos” o el trío “Ancestro”, protagonistas de la “nueva música andina colombiana” en los estertores del siglo XX.



 

De todas estas fuentes bebió Luis Carlos, además del influjo directo e indirecto generado por los argentinos Horacio Lapidus, pedagogo teórico vinculado al Conservatorio, y Astor Piazolla, elocuente figura al momento de abordar el fértil encuentro entre academia y sentir popular, cuya obra ha sido base para experimentaciones que Luis Carlos ha plasmado en sus composiciones y arreglos instrumentales.


El tiple, que Luis Carlos aprendió de manera autodidacta para acompañar las canciones que cantaba junto a su hermano Daniel, a la vez que, con el acompañamiento de su guitarra, tocaba las melodías transcritas de algunos estudios de Chopin, hoy en día se ha insertado al contexto académico y varias escuelas a nivel nacional cuentan con cátedras sistemáticas para su enseñanza. Los aportes como solista del instrumento hechos por Luis Carlos, han sido ejemplares y junto a sus hermanos, este joven y gran músico colombiano, ha sabido insertar la “localísima” música andina colombiana, en un circuito global de conciertos a través de festivales que van desde aquellos dedicados a la “guitarra clásica”, como otros enfocados en el jazz y las músicas del mundo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario